“El centro de nuestra vida sacerdotal es la Eucaristía”

Mons. García Burillo sopla en el ánfora que contiene el Santo Crisma, antes de proceder a su bendición

Más de un centenar de sacerdotes de toda la diócesis de Ávila han participado este Miércoles Santo en una de las citas más significativas de la Semana Santa: la Misa Crismal. Una celebración en la que se pone de manifiesto la comunión del presbiterio y en la que se renuevan las promesas sacerdotales, que ha estado presidida por Mons. García Burillo. Acompañaba en el altar a nuestro Administrador Diocesano el obispo emérito de Salamanca (Mons. Carlos López), así como el rector del Seminario, el Deán de la Catedral y los distintos Vicarios de la diócesis, entre otros.

“También Don Ricardo, que se une espiritualmente a nosotros y me pide que os salude cariñosamente en este día”, comenzaba Don Jesús su homilía haciendo referencia al Cardenal Blázquez, que se recupera en la Casa Sacerdotal tras unos días hospitalizado. “En espera de un nuevo obispo, y agradecido por la confianza del Colegio de Consultores, estoy muy contento por poder celebrar con vosotros este día que muestra la estrecha comunión de los sacerdotes con su obispo, y de todos ellos con la Iglesia particular”, confesaba Mons. García Burillo.

GALERÍA DE IMÁGENES DE LA CELEBRACIÓN (fotos: Gonzalo G. de Vega)

Una Misa Crismal que enmarcaba “en medio del Sínodo, que nos hacía dos preguntas claves: cómo ves la Iglesia y cómo deseas verla. Esto, aplicado al presbiterio, podríamos decir cómo es y cómo deseas verlo. Por eso, esta Misa crismal ayuda a centrar nuestra vida sacerdotal en Cristo Jesús”.

“El centro de nuestra vida sacerdotal es la Eucaristía”, proseguía nuestro Administrador Diocesano. “Jesús nos pidió: ‘Haced esto en memoria mía’. No quiere que repitamos la cena Pascual que conmemoraba la liberación del pueblo de Israel de Egipto. Nos manda repetir lo específico que Él mismo realizó mientas cenaba: la partición del pan, la oración y la transustanciación del pan y el vino. Asimismo, recordamos la comida de los discípulos con el Resucitado. Se presentó, habló y comió con los suyos. También se cumplen en esta Eucaristía estos tres modos: aquí se nos manifiesta, habla y come con nosotros”.

Ponía asimismo el foco Mons. García Burillo en la importancia de la Misa Crismal “para experimentar de nuevo nuestra unción sacerdotal y renovarla con nuestras promesas”. Y agradecía a los sacerdotes su “entrega a Cristo y a la Iglesia, vuestra generosidad y esfuerzos, vuestra fidelidad serena y constante”, recordándoles que “las adversidades, las frustraciones, el cansancio propios de nuestra naturaleza y otros específicos se nuestra condición, al integrarse en Cristo adquieren el sentido pleno de servicio y consagración a Él”.

Tras la homilía, los sacerdotes (revestidos todos ellos con el alba que lleva bordado el escudo de la diócesis) renovaban sus promesas sacerdotales, sintiendo de nuevo esa “infusión el Espíritu”, como les recordaba Don Jesús. La celebración ha proseguido con la bendición de los Sagrados Óleos y el Santo Crisma, que, al término de la Eucaristía, se han llevado los sacerdotes a sus parroquias correspondientes para poder ser utilizados en los distintos Sacramentos.

GALERÍA DE IMÁGENES DE LA CELEBRACIÓN (fotos: Gonzalo G. de Vega)