Mons. García Burillo preside la Misa Crismal y el Triduo Pascual en la S.A.I. Catedral del Salvador

 

Imagen de la Misa Crismal de 2017 en la Catedral de Ávila, también presidida por Mons. García Burillo

El Administrador Diocesano de Ávila, Jesús García Burillo, presidirá mañana miércoles 5 de abril, Miércoles Santo, la Misa Crismal, en la que se bendecirán los sagrados óleos y los presbíteros renovarán sus promesas sacerdotales. Eucaristía en la que concelebrará la mayor parte del clero diocesano y que comenzará a las 12 horas en la Catedral.

En la liturgia católica es la primera celebración indicada por el Misal Romano para el Jueves Santo, previa a la Misa de la Cena del Señor, pero en Ávila –al igual que en otros muchos lugares– se adelanta un día para que puedan asistir con más facilidad los sacerdotes diocesanos, los laicos y los consagrados.

Invitamos a todos los fieles que quieran y puedan participar a acompañar al Obispo y al Presbiterio diocesano en esta celebración que, aún hoy, sigue siendo desconocida para muchos.

Estructura de la Misa Crismal

En la Misa Crismal, uno de los ritos incluido en esta celebración a partir de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II es el de la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, en lugar de pronunciarse el Credo, el celebrante (en este caso, el Administrador diocesano) invita a los sacerdotes presentes en la celebración a prometer solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros y conducir a otros a él, renovando su consagración a Cristo y dedicación a la Iglesia.

En el momento posterior de esta Eucaristía, Mons. García Burillo consagrará el Santo Crisma y bendecirá el óleo de los catecúmenos (empleado en el bautismo y en sus ritos preparatorios) y el óleo de los enfermos (empleado en la unción de los enfermos). Varios ministros y fieles se acercan en procesión, desde el coro de la Catedral hasta el presbiterio, llevando tres ánforas con los óleos. En primer lugar, se bendice el óleo de los enfermos, “para que cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores”.

A continuación, se hace lo mismo con el óleo de los catecúmenos, pidiendo a Dios que éstos, los que se preparan para recibir el bautismo, “vivan más hondamente el evangelio de Cristo, emprendan animosos la tarea cristiana y, admitidos entre tus hijos de adopción, gocen de la alegría de sentirse renacidos y de formar parte de la Iglesia”.

Por último, en el interior del ánfora con el óleo preparado para el Santo Crisma, el Administrador diocesano verterá un frasco de perfume y, a continuación, soplará sobre la boca del ánfora, tras haber invitado a los fieles presentes a rezar para que los que sean ungidos con él “sientan interiormente la unción de la bondad divina y sean dignos de los frutos de la redención”. Después, con las manos extendidas, pronuncia una larga oración de consagración, que en un momento concreto cuenta con la participación de todos los sacerdotes concelebrantes, que extienden la mano derecha hacia el Crisma en silencio.

De este hecho deriva el nombre de la celebración: “Misa Crismal”. La palabra “crisma” proviene del término griego chrisma, que significa unción (y por ello Cristo significa ungido, Mesías). Así se llama al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra este Miércoles Santo por la mañana, y que servirá para ungir a los nuevos bautizados, signar a los confirmados y ordenar a sacerdotes y obispos.  Aparte de en estos sacramentos, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas.

El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes, por lo que, como dice san Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, nos ayuda a “desprender el buen olor de Cristo”. Éste destaca entre los otros dos por la brillantez que los perfumes le dan a la ungüento. A diferencia de los Santos Óleos, el Santo Crisma no se bendice, si no que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.

Triduo Pascual

Mons. García Burillo también presidirá en el primer templo diocesano (como es habitual) los cultos del Triduo Pascual, las jornadas más importantes del año para los católicos. Celebraciones que comenzarán en la tarde del Jueves Santo y concluirán el Domingo de Pascua de Resurrección, días en los que se celebra el Misterio Pascual de Cristo: su pasión, muerte y resurrección.

El Triduo Pascual se iniciará con la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo (6 de abril) a las 18 hs. La Iglesia recuerda esa tarde la última cena de Jesús, el día del amor fraterno y la institución del sacerdocio. A continuación tendrá lugar la tradicional Hora Santa, un tiempo de oración comunitaria ante el Santísimo Sacramento, reservado en el “Monumento” para la adoración de los fieles y para poder dar la comunión al día siguiente, cuando no se puede celebrar la Eucaristía.

El Viernes Santo, 7 de abril, se iniciará con el rezo del oficio de Laudes (oración matutina de la Iglesia) a las 9 hs. La celebración de la Pasión del Señor, presidida por nuestro Administrador Diocesano, tendrá lugar a las 17 hs. En ella destacan, como momentos fundamentales, la lectura de la Pasión según San Juan, una larga oración universal, la adoración de la Cruz y la comunión del Santísimo Sacramento reservado del día anterior.

El Sábado Santo, 8 de abril, día de silencio en la Iglesia, que aguarda junto al sepulcro de Cristo su resurrección, comenzará con el rezo del oficio de Laudes a las 9 hs en la Capilla de San Segundo. Mons. García Burillo presidirá la solemne Vigilia Pascual a las 22 hs.

Continuando la solemnidad de la Resurrección de Cristo, el domingo 17 de abril a las 11 hs nuestro Administrador Diocesano presidirá la solemne Misa pontifical con la bendición apostólica.