Los obispos españoles han celebrado este martes 19 de noviembre, a las 19. 00 h, una eucaristía en la catedral de Nuestra Señora de la Almudena en memoria de las víctimas y de todos los afectados por la DANA que ha asolado Valencia y el sudeste español. La Eucaristía está enmarcada en la reunión de la 126ª Asamblea Plenaria que desde el lunes y hasta el viernes se celebra en la CEE con la presencia de los obispos, entre ellos, Mons. Jesús Rico, prelado de la sede abulense. Presidida por Monseñor Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, fue concelebrada en total por 107 obispos.
La eucaristía es lo más “radical que puede ofrecer la Iglesia, que es la esperanza en Jesucristo resucitado», como afirmó en su anuncio el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis. J. Argüello.
En la plegaria eucarística, junto al arzobispo de Valencia, se acercaron al altar Mons. Luis Argüello, presidente de la CEE y arzobispo de Valladolid, y el cardenal José Cobo, vicepresidente de la CEE y arzobispo de Madrid.
Otra de las acciones que también convocará la Iglesia será una colecta, el domingo 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, en todas las eucaristías que se realicen en España en favor de los damnificados por esta catástrofe. Los obispos también dedicarán un tiempo durante la Plenaria a la situación generada por la DANA. También asistieron numerosas personalidades de otras iglesias y religiones, y políticas.
A continuación destacamos algunos detalles de la homilía de Monseñor Benavent, arzobispo de Valencia:
Hay situaciones en las que experimentamos que nuestras palabras no logran expresar la profundidad de los sentimientos que nos embargan. Esta es una de ellas. Cuando pensamos en los fallecidos y en sus familias que han quedado rotas, en las personas que han perdido sus casas, su trabajo, en aquellas que se han salvado después de pasar una larga noche en situaciones dramáticas y, han vivido una experiencia que les marcará profundamente, nuestros sentimientos son tan profundos, que las palabras parecen insuficientes para decir un mensaje de esperanza. Cuando he tenido la ocasión de visitar las localidades afectadas y saludar a las personas he percibido la tristeza de sus miradas, su dolor y su sufrimiento, os puedo asegurar que he vivido esta experiencia.
Pero es en estas situaciones cuando los cristianos nos tenemos que consolar mutuamente con palabras de fe y de esperanza. Desearía que la presencia y la oración de todos los obispos que hoy nos hemos reunido para celebrar esta eucaristía, ayudaran a todos los que sufren alguna consecuencia de estas inundaciones, y especialmente a quienes han perdido algún ser querido, a sobrellevar con más esperanza estos momentos, a mitigar el terrible sufrimiento que están pasando.