Ilusión por el nuevo curso en el Seminario

Mons. Rico, junto con los seminaristas abulenses, el Rector y los formadores del Seminario

La pasada semana se inauguraba el curso académico en el Teologado que la diócesis de Ávila mantiene en la ciudad de Salamanca, y en el que estudian no sólo nuestros seminaristas, sino también los de varias diócesis cercanas. Todos ellos participaban en estos actos, que comenzaron con una Eucaristía en la capilla del centro, presidida por nuestro obispo D. Jesús. En su homilía, partiendo de Pastores dabo vobis, 42 (donde define el seminario como un “ambiente espiritual” para “revivir la experiencia formativa que el Señor dedicó a los Doce”), Mons. Rico invitó a los seminaristas a entrar en esta “escuela de Evangelio” para responder a la doble finalidad a la que el Maestro llamó a sus apóstoles: estar con Él y enviarlos a predicar.

Y todo ello en el marco de una vida comunitaria fundada en una fraternidad abierta a la amistad. “Los hermanos no se escogen – aclaró – a diferencia de los amigos, que se eligen”. Pidió el don del Espíritu para seminaristas, formadores y todos los comprometidos en la formación de nuestros seminaristas.

Más tarde, en el acto académico, tras la lectura de la memoria del curso anterior, por el seminarista Juan Jose Rodríguez, el catedrático de la facultad de Teología de la UPSA, D. Santiago Guijarro impartió la lección inaugural con el título: “Rasgos del ministerio apostólico según el Nuevo Testamento”. En ella destacó cinco rasgos que aparecen especialmente en 2 Co 2,14-7,4, que podría ser llamada “la carta sobre el ministerio apostólico”, todos ellos según el modelo de Jesús en los Evangelios. Si la comprensión del ministerio como servicio define su esencia, la unión constituye la raíz de su vivencia, el servicio al plan de alianza y reconciliador de Dios es su finalidad, la experiencia de la fuerza del Espíritu en la debilidad del apóstol manifiesta su paradoja y, finalmente, la dimensión comunitaria expresa la forma de su ejercicio.

Por su parte el rector, D. Gaspar Hernández, destacó la ilusión con que comenzaba el nuevo curso, en el que se incorporan a la comunidad siete seminaristas a la etapa propedéutica (dos de ellos de la diócesis de Ávila) así como el acento del proyecto formativo de este año cuyo objetivo será: formar una sensibilidad que nos responsabilice de la realidad para implicarnos pastoralmente.

La celebración se cerró con una cena fraterna. Los actos contaron con la presencia, entre otros, del obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, Mons. Retana, el decano y vicedecano de la Facultad de Teología, los rectores de las distintas diócesis presentes en el Teologado, y otros amigos.