Comenzamos un nuevo curso escolar en los colegios de la Diócesis. Unos 3000 alumnos entre el colegio Asunción de Nuestra Señora, el colegio Pablo VI y el Centro de Formación Profesional Juan XXIII, que son la prueba del peso educativo diocesano en la provincia abulense. Desde hace ya algunos cursos, estos centros se agrupan en la Fundación para la Educación de la Diócesis de Ávila “Obispo Santos Moro”, que se muestra muy satisfecha por haber podido satisfacer prácticamente la totalidad de las solicitudes de las familias que han querido elegir nuestros colegios diocesanos en este curso.
La novedad este año está en los niveles más bajos. “Es el segundo curso en el que la administración subvenciona el primer ciclo de infantil, lo que era la guardería. Y es donde hemos tenido más trabajo para adaptarnos a lo que nos ha pedido la administración, pero así hemos conseguido tener una oferta adecuada para que las familias que quieran que, desde un año, sus hijos vayan a los colegios diocesanos, puedan tener esa posibilidad”.
Nos lo cuenta el responsable de la Fundación, y también Vicario para la Educación Católica, Pablo Martín, quien recuerda que, una vez que los niños entran en el centro en infantil, “lo normal es que continúen en los años posteriores en el mismo centro”.
Este curso 23-24 que hoy arranca es el segundo año de implantación de la LOMLOE en Secundaria y Bachillerato (en Primaria ya está implantada del todo). Y eso hace que la incertidumbre aún continúe. “Estamos terminando de adaptarnos a una ley que no sabemos lo que puede pasar con ella. Políticamente la situación está tan rara que estamos haciendo un tremendo esfuerzo por sacar adelante todo un nuevo sistema de formación y educación por etapas que duran años, y muchas veces esas etapas duran más años que las propias leyes educativas que marcan las directrices que debemos seguir en los centros escolares”, apunta Martín Pascual. Una problemática que viene de lejos, pues como señala, “es el drama que lleva viviendo la educación española desde hace 40 años. Durante toda la historia de la democracia, la educación ha sido un juguete de los políticos, y mientras tanto, los colegios tratamos de cumplir la ley sin dejar de cumplir nuestra verdadera vocación, que es ayudar a las familias, ayudar a sus hijos, en las formas que ellas demandan”.
“Respondemos a una demanda y a un derecho de las familias”
Esa demanda es clave para entender el papel fundamental de los centros diocesanos. Recuerda el Vicario para la Educación que es “muy importante” que exista este tipo de educación en la sociedad, una oferta que sea suficientemente adecuada a lo que las familias y la sociedad solicitan.
“Eso no significa que haya un conflicto entre la escuela pública y la concertada”, puntualiza. “Recordamos una vez más que la escuela concertada existe para responder a una demanda y a un derecho de las familias. Y todo lo que se salga de ahí es opinión política o intentar buscar otras finalidades que no sean simplemente salvaguardar ese derecho de las familias y ese derecho a la educación y la posibilidad de poder elegir. Si no hubiera posibilidad de elegir, si solo hubiera un sistema, un solo camino para la educación escolar, nos estaríamos cargando esa libertad de elección que está recogida en la Constitución Española”. Y, por ello, en la diócesis de Ávila tiene gran importancia esta oferta educativa de los centros diocesanos, pues garantiza esa posibilidad de elección de las familias.
Por ello, Pablo Martín Pascual tiene un deseo claro para este curso que ahora comienza: “Lo que esperamos es que nos dejen trabajar. Es el mensaje que nos gustaría hacer llegar a todos los políticos y los responsables de la administración educativa”.
Sea como fuere, los inicios de curso siempre están cargados de ilusión. “Estamos al servicio de un trabajo enorme y precioso, que es la formación y la educación de las nuevas generaciones, colaborando siempre con los padres. ¡Cómo no nos va a dar ilusión todo esto! Todo lo demás son circunstancias, dificultades que surgen en el camino, pero se enfrentan todas con alegría y sobre todo con la conciencia de estar haciendo un trabajo precioso para la sociedad. Mientras los padres lo sigan viendo así, seguiremos teniendo estas solicitudes que tenemos todos los años. Intentaremos seguir a la altura”.