De cara al inicio del nuevo curso pastoral, la Delegación episcopal para la Catequesis ha elaborado un protocolo con orientaciones para el comienzo de la catequesis en las distintas parroquias de la diócesis. Este documento recoge las últimas medidas tomadas por el Ministerio de Sanidad y las Comunidades autónomas.
Con él, además del cumplimiento de la normativa vigente, se quiere conseguir que todas las parroquias tengan herramientas comunes para el inicio de la catequesis con las que se facilite la comunión y la unidad de acción en un momento en el que el intercambio de niños y preadolescentes entre parroquias es bastante frecuente.
En él se detallan aspectos como la inscripción a través de medios digitales (allí donde sea posible), la configuración de pequeños grupos que garanticen que cada niño estará sentado con una distancia de metro y medio con sus compañeros, la desinfección y ventilación de las salas y la utilización obligatoria de la mascarilla, entre otros aspectos. También se contempla la forma de actuar en el caso de que la situación sanitaria impida la catequesis de forma presencial.
Se puede consultar EN ESTE ENLACE. Pero la información concreta de cómo se va a aplicar en cada parroquia es mejor conocerla a través del párroco y los responsables de la catequesis.
Junto a este protocolo, los párrocos han recibido unas orientaciones para llevar a cabo la catequesis de Iniciación cristiana que pide la Iglesia universal y la española en el momento actual.
Asimismo, y de forma excepcional, desde la Delegación aconsejan que no haya catequesis presencial en la parroquia para niños de primer año de catequesis de iniciación cristiana (2º de Primaria) únicamente en aquellas parroquias grandes que tengan muchos niños y necesiten espacios para cumplir con la normativa sanitaria. En estos casos, los padres han de tener el Catecismo “Mi encuentro con el Señor. Los primeros pasos en la fe” (EDICE 2019) y, si se considera conveniente, su Guía didáctica o unas orientaciones de la parroquia para usar el Catecismo en familia. Y, cuando sea posible, se convocaría algún encuentro con los padres, dirigido o acompañado por algún responsable de la parroquia, a poder ser el párroco. De esta forma, en las parroquias grandes, se pueden liberar salas y catequistas para reducir los grupos del segundo y tercer año de catequesis.