“Queremos estar atentos a cómo viene cada alumno, qué necesita, cómo ha vivido esta situación”

Colegio diocesano Pablo VI, uno de los 12 centros católicos de la provincia de Ávila

Faltan muy pocos días para que se abran de nuevo las puertas de los colegios. Después de 6 meses, de nuevo volverán los alumnos. Pero existe mucha incertidumbre por parte de las familias con respecto a esta vuelta a las aulas en medio de la pandemia.

Por eso, queremos conocer cómo se han preparado en los centros educativos religiosos que existen en la diócesis. Hablamos de 12 centros católicos, en los que estudian más de 8000 alumnos, y en los que trabajan en torno a 1000 personas (entre profesores y personal no docente).

Pablo Martín Pascual es Vicario episcopal para la Educación Católica, y también es el director del Colegio diocesano “Pablo VI”. Nos cuenta que tienen “muchas ganas, mucha ilusión” por empezar, pero confiesa que la situación es compleja. “Lo está siendo todos estos meses. Pero la ponen mucho más difícil, muchas veces por improvisaciones de la administración, o medidas de última hora, que hacen que el trabajo que hemos estado haciendo tengamos que revisarlo constantemente. Pero bueno, es lo que toca”.

Y es que durante el verano se ha estado trabajando intensamente en estos centros para tener todo listo y los protocolos correspondientes debidamente aplicados de cara al inicio de curso. Pero al final, la tardía reunión de las comunidades con el Ministerio de Educación (fue el 27 de agosto) ha trastocado muchos planes. “Estamos ahora recibiendo instrucciones constantes. Hace un par de días, la última, que nos hizo cambiar muchos planteamientos que teníamos en los colegios. Ha salido por parte de la Junta una serie de indicaciones que nos van a hacer trabajar más en ese sentido. Pero estamos en ello para que el día 9 empiecen las clases con la máxima seguridad posible”.

“UNA OCASIÓN DE EDUCAR EN LA RESPONSABILIDAD”

“Nuestra intención siempre ha sido no renunciar a nuestra vocación, que es educar. Hay quien puede pensar que el colegio es un almacén de niños para que los padres puedan ir a trabajar. Pero esa no es nuestra misión. No queremos convertir en los próximos meses nuestros colegios en lugares con guardas que vayan diciendo siempre a los niños que no se salgan de la raya.  Somos centros educativos, y queremos que los niños vengan contentos a aprender al colegio”, destaca Martín Pascual, para quien todas estas dificultades pueden ser un momento único de aprendizaje para los niños. “Se pueden aprovechar todas estas medidas de seguridad como una ocasión educativa. Estas dificultades pueden convertirse en una ocasión de educar en la responsabilidad, en la madurez, en la autonomía. Y es por donde lo estamos enfocando nosotros”.

OBJETIVO DEL INICIO DE CURSO: ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL DEL ALUMNO

Porque los niños tienen algo muy importante a su favor, y es la capacidad adaptativa a las circunstancias. Sin embargo, no todos responden ante las crisis de la misma manera. “Es verdad que llevan seis meses fuera de su ámbito natural, que es el colegio. Por eso, queremos empezar partiendo de cómo vienen ellos. Habrá situaciones muy distintas. Por eso, nuestro primer trabajo será de acompañamiento personal y ver qué necesitan, o cómo han pasado todo esto. No se trata sólo de medidas sanitarias, que hay que tomarlas, sino de estar atentos a las necesidades humanas. Porque hay niños que estarán encantados de venir, con muchas ganas, y otros que sin embargo han pasado situaciones muy duras y vienen con miedo, recelosos. Esto habrá que trabajarlo mucho las primeras semanas”.

¿Y cómo se va a garantizar la seguridad en los colegios católicos? Fundamentalmente, siguiendo las mismas normas que el resto de la sociedad, aplicadas al ámbito escolar. “Son tres normas básicas. Lo primero, la higiene (limpieza de manos frecuente, desinfección de baños, etc). Lo segundo, la distancia, a través de grupos de referencia, que van a tener el mínimo contacto con otros grupos para que las interacciones sean lo más controladas posibles. Y lo tercero, la mascarilla obligatoria a partir de los 6 años, algo que los niños  llevan con toda naturalidad, aunque tendremos que seguir educando en su uso correcto”.

UN GASTO EXTRA

Todas estas medidas, indudablemente conllevan un gasto, que ha supuesto un importante desembolso por parte de los colegios. “Si a una familia le supone un gasto extra el abastecerse de mascarillas y geles, imagina para un colegio entero lo que supone esto para el presupuesto”. Eso sí, cuentan con una promesa y un compromiso de Educación de que van a ayudar a todos los centros, tanto públicos como concertados, en este caso. “Es verdad que hay determinadas cuestiones en las que parece como si los padres de la concertada no pagaran los mismos impuestos que los de la pública, como en el tema de las mascarillas, que han llegado únicamente a los centros públicos. Pero insisto que tenemos un compromiso por escrito de que nos van a ayudar con todos estos gastos extra. Aunque aún no conocemos la forma en la que se materializará esta ayuda. En este momento, la realidad es que estamos en un incendio, y nos han dado a cada uno dos cubos para apagar el fuego. Pero el fuego es muy grande, y no va a bastar con la ayuda que nos den desde la administración, así que tendremos que arrimar el hombro y hacer lo que podamos desde cada institución educativa”.

“A LOS PADRES LES PIDO QUE CONFÍEN EN NOSOTROS”

Pese a toda esta situación, un mensaje de tranquilidad, compresión y unidad para los padres de los alumnos, a los que Pablo Martín Pascual les pide confianza. “Cuando un padre deja a su hijo en un colegio, está dejando lo más valioso que tiene, y eso es un gesto de confianza extraordinario. Que esa confianza no la cambien. Vamos a estar pendientes de sus hijos. Los niños tienen que venir tranquilos y contentos al cole. Que se van a encontrar un colegio distinto, lleno de flechas, de normas, de mascarillas, pero eso no va a quitar que se les va a atender, se les va a querer como siempre. Y que es una situación a la que nos estamos enfrentando todos, en la que no podemos prever 100 escenarios distintos que puedan surgir, pero estamos preparados para lo que venga. Esto solo podemos pasarlo con una colaboración mutua y un sentido de comunidad que se trabaja mucho en los centros educativos, y es a lo que nos tenemos todos que agarrar: que pertenecemos todos al mismo barco, que tenemos que remar todos en la misma dirección, y que habrá momentos en los que tengamos que ayudarnos mutuamente, familias y colegio”.

Y es que, como siempre ha sido, el centro de atención y acción de los colegios católicos de Ávila serán los alumnos. “Lo vamos a hacer como hemos hecho siempre: priorizando el bienestar de los niños, que es el tesoro de las familias que dejan en custodia en los colegios”.