
Justo antes de iniciar el Puente de la Inmaculada, en el que tradicionalmente muchas familias aprovechan para colocar los adornos navideños en sus casas, la Diócesis de Ávila lanza a través de sus redes sociales la campaña “Yo pongo el Belén”. Se trata de una iniciativa que cumple este año su 11ª edición, y que cuenta con un amplio apoyo desde todos los puntos de España, ya que cada año son muchas las diócesis españolas que se suman.
El procedimiento es muy sencillo: todos aquellos que lo deseen, pueden subir las fotos de sus Nacimientos a Facebook, X e Instagram con la etiqueta #YoPongoElBelén y citando a la Diócesis de Ávila. Como ya hiciéramos el año pasado, la diócesis entregará un premio con temática navideña a la foto del Belén más original: puede ser por sus materiales, por su temática o por su procedencia, o bien por ser una muestra narrada de la Natividad del Señor … Las posibilidades son múltiples. La semana de Navidad, un jurado compuesto por miembros del Obispado de Ávila fallará el premio, que será comunicado a su ganador. Recordamos que en 2024, el Belén que resultó ganador fue el “Belén de la Dana”, del Ampa del Colegio de San José, en Cáceres.
Todas las imágenes serán compartidas asimismo desde las cuentas oficiales de la diócesis en nuestro perfil de X (@diocesisdeavila), en nuestra página de Facebook, y en nuestro perfil de Instagram (@diocesisdeavila). En la campaña de 2024, se consiguieron más de 2.000 imágenes y sólo en X se superaron ampliamente los 2 millones de impactos.
La campaña #YoPongoElBelén se enmarca en este tiempo de Adviento, en el que pretendemos mostrar la alegría y la fe del pueblo cristiano que mantiene arraigadas sus tradiciones navideñas. Ellas forman parte del patrimonio de nuestra fe y de nuestra cultura, pese a que haya voces que quieren silenciar el fin último y la raíz de estos días de celebración, amparándolos bajo el genérico paraguas de «Felices Fiestas», como comprobamos asombrados año tras año con las voces de personas e instituciones que pretenden con ello “no herir sensibilidades”. En este mundo secularizado, si escondemos avergonzados nuestras raíces, lo que somos, si ocultamos nuestra fe, estamos escondiendo nuestra razón de ser. No podemos obviar la significación religiosa ni de nuestra sociedad, ni de nuestra Historia y cultura, y mucho menos de estas fiestas que estamos a punto de celebrar, que se festejan precisamente para conmemorar la primera venida del Hijo de Dios.
Como señaló el Papa Francisco en su Carta Apostólica “Admirabile signum”, la costumbre de poner el Belén en las casas “es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”.