El esfuerzo de Cáritas por conseguir “el trabajo adecuado para la persona adecuada”

En el día del Trabajo Decente, hemos querido acercarnos a conocer la labor de Cáritas para ayudar a las personas a salir de una situación de vulnerabilidad mediante la inserción laboral. En la Avenida de Madrid, de Ávila capital, se encuentra la sede del programa de empleo, que tiene tres áreas fundamentales. Por un lado, la orientación laboral: ver cualidades, competencias, que puede aportar una persona para poder desarrollar un trabajo normalizado en el futuro. “En ese sentido, nosotros detectamos cuáles son las carencias o dificultades que podemos tener. Y, a partir de ahí, plantearle o una salida al mundo laboral, o una salida a la formación”, como nos explica Jesús Gil, el responsable de este programa.

Y es esa, la formación, la segunda de las áreas que trabajan. “Siempre planteamos qué formación es la adecuada para cada persona, pero también teniendo en cuenta la situación del mercado laboral en este momento. Ahora mismo estamos apostando por operaciones básicas de almacén, carnicería y pescadería, y camarera de pisos para hoteles. Porque vemos que hay una rotación muy ikoprtante en estos puestos dentro de los sectores de alimentación y hostelería”. Una formación que va variando según las circunstancias del mercado labora en Ávila, pues, como señala Jesús, “no podemos hacer siempre lo mismo. Tenemos que adaptarnos a lo que las empresas de la ciudad y de la provincia necesitan“. Muy importante en este punto: la implicación de las empresas: “tenemos que hacer que colaboren para que puedan dar cabida a las personas que vamos formando y con las que vamos trabajando en el día a día”. Para ello, realizan periódicamente visitas directas a las empresas, “pero también hay empresas con las que llevamos trabajando mucho tiempo y nos demandan trabajadores en el sector que corresponda. Por ejemplo, nosotros en años anteriores hemos estado trabajando mucho el tema de soldadura y cerrajería; y ahora, que hay una demanda importante, las empresas nos siguen llamando para ver cómo podemos aportar personas que tengan estos conocimientos y puedan incorporarse lo antes posible”.

Jesús Gil, responsable del área de empleo de Cáritas diocesana de Ávila

Por último, se trabaja también la intermediación laboral. “Y ese planteamiento quiere decir que estamos con ellas, les acompañamos en el proceso, y, si hay algún tipo de dificultad en esa inserción laboral, poder solucionarla para que el empleo se mantenga. Nuestro objetivo fundamental es que la persona tenga los recursos, las competencias, para que sea autónoma también en su búsqueda de empleo”.

Junto a todo ello, Cáritas realiza, asimismo, cursos de aprendizaje de español junto con el Centro de Adultos, para que las personas conozcan el idioma y puedan conseguir un empleo. Algo que realizan con voluntarios, 12 en concreto, a quienes Jesús agradece su colaboración: “profesores jubilados, personas en general, que viene unas horas en sus tardes libres y nos ayudan a desarrollar no sólo los cursos de español, sino el taller de madera, la formación, etc”.

La odisea de encontrar empleo

Porque el fin último es, lógicamente, el empleo, como llave para salir “de esas situaciones de vulnerabilidad”. A juicio de Jesús, el empleo es mucho más que un sueldo: es “lo que nos hace autónomos, y, de alguna manera, lo que nos hace tener unas posibilidades de vida normalizada en nuestra sociedad”.

Lo que más demandan las empresas en estos momentos son oficios como soldadores, electricistas, carpinteros, etc. Y es que “ya casi no hay profesionales que se estén formando” en estas cuestiones. Aun así, el responsable del área de empleo de Cáritas afirma que en Ávila hay un sector muy fuerte, que es el del comercio, “y es donde más tenemos posibilidad de trabajar”. A todo ello se suma también la oferta en hostelería, especialmente en el sector de camareras de pisos, “porque la rotación de los hoteles es muy significativa”.

En este sentido, Jesús confiesa la gran dificultad con la que se encuentran en la hostelería abulense: “el tema de camareros o ayudantes de cocina tenemos unas dificultades muy grandes para encontrar personas que puedan trabajar en esos sectores. Igual que hace 8 ó 9 años era un boom y teníamos gente preparada y posibilidades para que hubiera muchas inserciones laborales, en el momento actual no es así”. Esta situación, a su juicio, obedece a unos horarios “que no son los mejores del mundo” para ayudar a la conciliación familiar, pero principalmente el mayor problema son los sueldos: “si por 8 horas (o algo más en muchos casos) están cobrando el sueldo base, pues es un problema”.

Participantes del curso de operaciones básicas de almacén

Sí: hay trabajadores pobres

El perfil del usuario de este programa de empleo de Cáritas es el de mujeres entre 45-50 años, con poca formación, y que pueden trabajar en los sectores que hemos señalado antes. Sin embargo, sigue existiendo el perfil de los llamados “trabajadores pobres”: gente con trabajo, pero que por lo escaso del sueldo y los precios tan altos de los alquileres y los alimentos, apenas puede subsistir. “Si cobras unos 800 y pico euros, tienes un hijo, pagas un alquiler mínimo de 500 euros, la situación es muy compleja. Creo que los trabajadores pobres existen, están a nuestro lado, y hay que seguir trabajando para que tengan los derechos adecuados y la posibilidad del acceso a un trabajo digno y adecuado a su formación”.

La lucha por el trabajo decente

Por ello, en este día, Jesús destaca la importancia de seguir reivindicando el trabajo decente para todos. “Si tuviéramos la posibilidad de que todo el mundo tuviera un trabajo adecuado, con sus derechos (conciliación, sueldo correcto), y que tuviéramos personal preparado para trabajar en estos sectores, sería estupendo. El trabajo decente quiere decir que tenemos la posibilidad de un trabajo adecuado para la persona adecuada”.

“Quedan aún muchos pasos para conseguir ese trabajo decente. yo creo que tiene que ser una responsabilidad tanto de la sociedad en general, como también de los trabajadores. No podemos separar la parte empresarial de la parte de los empleados. Y además, las administraciones públicas tienen que mojarse”.

Cada vez más usuarios del programa de empleo

Confirma Jesús la subida de usuarios de este programa de empleo en los últimos años. “En 2022 fueron unas 560 personas laas atendidas desde aquí, y el año pasado ya alcanzamos la cifra de unas 754, de las cuales consiguieron empleo 242 (casi un 40% de empleabilidad). En lo que llevamos de 2024, se han atendido ya a 480 personas, con 160 empleos conseguidos. “El empleo está funcionando bien, aunque en muchos casos es temporal, con lo cual volvemos a esa precariedad y esas dificultades que señalábamos”.

La realidad que tenemos en Ávila dificulta la situación de las personas, tanto las que vienen de fuera como españoles. El problema del empleo nos afecta a todos: mayores de 45 años, jóvenes … Todo esto genera un círculo que hace que estas personas se mantengan mucho tiempo en estas situaciones de vulnerabilidad y precariedad, que a ninguno nos gusta, y que queremos que desaparezcan”.

La puerta de entrada en Cáritas es a través de los programas de acogida. “Pero esto es Ávila – señala Jesús – y aquí funciona muy bien el boca a boca”. Por eso, muchas personas llegan directamente al programa de empleo porque otros participantes anteriores de este programa se lo cuentan y les animan a acudir.

Destaca, asimismo, la importancia que desde Cáritas se le da al acompañamiento de las personas. “Somos una institución, en la cual, si nuestro planteamiento no es que las personas se sientan agusto aquí, estaremos perdiendo nuestra esencia. Lo fundamental es que la persona que llegue aquí se sienta acogida, que vea las posibilidades de hablar con tranquilidad y de darle las oportunidades de desarrollar sus competencias, su experiencia, sus aptitudes, con la mayor normalidad posible. 

Testimonios de primera mano

En el taller de madera nos espera Ariel Ortiz. Viene de Cuba, donde trabajaba como carpintero, y llegó a Ávila hace unos 4 años en una situación vulnerable: no tenía empleo, pero tampoco papeles para poder conseguirlo. “A través de Cáritas se me dio la oportunidad de servir en el taller y además compartir mis conocimientos con el resto de compañeros. Ha sido muy positiva la ayuda que me ha brindado Cáritas, pues gracias a ellos pude empezar a trabajar de carpintero hace unos seis meses“. Pero Ariel no se ha desvinculado de Cáritas, pues, en el tiempo que le queda libre, sigue acudiendo al taller del área de empleo para poder seguir formando a otros usuarios.

Usuarios como Juan Alberto Lagos, que llegó a Ávila desde Honduras hace casi tres años. Su primer contacto con la ciudad fue el Hogar Santa Teresa (el antiguo albergue de transeúntes), donde “me han acogido y me han atendido muy bien, gracias a Dios”. Él era electricista en su país, y hoy estaba especialmente contento “porque el hermano Jesús me ha conseguido una entrevista de trabajo como electricista. La tengo en un ratito”. Confesaba asimismo que la ilusión que le hacía esta posibilidad de empleo era tan grande que había estado estudiando “todo el fin de semana el reglamento electrotécnico, porque no es el mismo que en mi país, aquí es más estricto”.  Aun así, él ha querido formarse también en carpintería “para tener más formación y un mejor desarrollo profesional”.