Las iglesias de San Ignacio, San José Obrero, San Juan y San Pedro Apóstol han acogido este viernes distintas Eucaristías con todos los alumnos de los colegios diocesanos, celebradas para inaugurar de forma oficial el nuevo curso escolar, que lleva como lema “Ven … y verás”. Un lema que animará a encontrar la esperanza en medio de la dificultad, en consonancia con lo propuesto por el Plan diocesano de Pastoral 2024 – 2027.
La Misa de San Pedro Apóstol, con alumnos de los últimos cursos de la ESO y Bachillerato, ha sido presidida por Mons. Jesús Rico, que ha querido reflexionar con los jóvenes sobre dos verbos que mucho tienen que ver con ese lema del curso: escuchar y ver.
“El Señor nos da muchos signos para escucharlo. Le podemos escuchar en su Palabra, como lo hemos escuchado hoy. Le podemos escuchar en los demás, sobre todo en aquellas personas más necesitadas. Cuántas veces ante acontecimientos, ante hechos, ante encontrarnos con realidades puras se nos abren los oídos”, explicaba nuestro obispo. Recordaba asimismo a los jóvenes que no es lo mismo oír que escuchar: “Podemos oír y pasar de largo y, por supuesto, que el peor sordo es el que no quiere oír. Por eso, tendríamos también nosotros que preguntarnos ahora al principio del curso qué es lo que Dios nos quiere decir”.
“Tenemos tantos ruidos interiores, problemas personales que a veces nos hacen meternos dentro de nosotros mismos. No hacemos caso de la realidad que nos rodea. Ruidos externos. Todos conocéis muy bien tantos ruidos que nos colocan en la superficialidad de la vida. Nada más vemos lo que está a flote, pero no somos capaces de ver lo profundo”, continuaba Mons. Rico.
“El Señor hoy nos invita a escuchar”, proseguía el obispo, “a abrir el oído, a escuchar sus mensajes que nos vienen a través de los compañeros, a través del profesor, a través de nuestra familia, de las necesidades que contemplamos a nuestro alrededor”.
“Y el Evangelio nos invita a ver”, añadía. Recordando ese lema del curso (“Venid y veréis”), Mons. Rico animaba a los estudiantes a preguntarse: “¿Qué buscamos también nosotros al comienzo de este curso? ¿Qué busco a nivel individual? ¿A nivel personal?¿Qué busco a nivel de mis relaciones con los demás, con mis amigos, con mi familia, con mis tutores, con mis profesores? Es también una pregunta que hoy el Señor nos dice: ¿Qué buscas? Nos invita a entrar en contacto con Él”.
Advertía el Prelado que ese seguimiento de Jesús “no es un camino fácil”. “Tiene momentos de alegría y momentos de dificultad. Como todo camino, se necesita esfuerzo, se necesita constancia”. Ante ello, proponía fijarse en lo importante de ese camino, que no es la meta, sino “saber que existe esa meta. Y esa meta es la que nos trata de fuerza para orientarnos y caminar”.
Recordando las palabras del inicio del pontificado de San Juan Pablo II, Mons. Rico animaba a los alumnos de los colegios diocesanos: “No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo. Poned vuestros esfuerzos, vuestros sufrimientos, vuestros problemas en Él. Podrán tener luz, podrán tener sentido y podréis seguir caminando con esperanza”. Algo que puede llevarles a hacer de su vida, “una vida coherente, aunque sea limitada, aunque sea vulnerable”.