Llega nuevamente, como cada 24 de septiembre, la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las personas privadas de libertad y funcionarios de prisiones. En la diócesis de Ávila, contamos con un equipo de Pastoral Penitenciaria que trabajan, especialmente, en el centro penitenciario de Brieva. El servicio y atención a las personas privadas de libertad es el objeto de toda pastoral penitenciaria; evangelizar a los presos y a su medio para reinsertarlos a la sociedad; así como dedicar esfuerzos a la prevención y al acompañamiento una vez la persona sale en libertad (post-prisión). Una labor encomiable que se lleva a cabo gracias a la labor de los voluntarios, quienes prestan parte de su tiempo libre para crear un clima más humano con quienes viven privados de libertad.
Compartiendo la pasión de Dios por sus hijos más necesitados, sienten una llamada especial a llevarles palabras de consuelo y a ofrecerles instrumentos de esperanza a los que han perdido su libertad por estar encarcelados. Tampoco se olvidan de sus familiares e intentan acompañarles en este desierto que están pasando. Asimismo, consideran como hermanos a todos los que trabajan en dicho centro penitenciario, con quienes colaboran en el deseo de dignificar y humanizar las prisiones.
Los presos son frecuentemente noticia en los medios de comunicación social. Pero ellos y su mundo son escasamente conocidos y débilmente apreciados. Una mirada superficial, indiferente y cargada de prejuicios levanta un muro entre ellos y nosotros. Por ello, la diócesis de Ávila, a través de este trabajo de la Pastoral Penitenciaria, quiere celebrar este día de la Virgen de la Merced con las internas y los funcionarios de Brieva, hasta donde se desplazará esta mañana nuestro obispo Don Jesús, para compartir con ellos la Eucaristía. Un día también para sensibilizar a la sociedad abulense sobre la realidad de la cárcel en nuestra ciudad y en nuestro mundo.