Más de 120 personas participaron el sábado en el Encuentro Diocesano que tenía como objetivo cerrar el Plan diocesano de Pastoral 2019-2024, así como establecer las bases del nuevo plan para el próximo trienio. Catequistas, profesores, miembros de movimientos y asociaciones de laicos, fieles de parroquias de toda la provincia … Distintos carismas y sensibilidades pero con el mismo nexo de unión: la pertenencia a la gran familia de la Iglesia de Ávila.
Las instalaciones del colegio diocesano Asunción de Nuestra Señora albergaban esta jornada muy participada y fructífera. Toda ella, en clima de oración. Comenzando con las palabras de nuestro obispo, Don Jesús, que recordaba que cuando un edificio se está resquebrajando, no hay que pintar, no hay que poner tapices para disimular: hay que revisar los cimientos. Y concretaba cómo esos cimientos equivaldrían a cultivar una fuerte espiritualidad, y cómo la fuerte espiritualidad del cimiento para los cristianos es uno, la persona de Jesucristo.
Tras la intervención de Mons. Rico García, se fueron poniendo en común, una a una, las conclusiones de cada uno de los temas trabajados en el plan diocesano de pastoral que ahora termina: la comunión, la misión, la celebración y el compromiso. Puedes consultarlas PINCHANDO AQUÍ.
Y, entre uno y otro, varias personas se acercaban al escenario, con cajas en las que se podía leer el tema trabajado, que eran apiladas sobre otras que mostraban las imágenes de los grandes santos abulenses, del Espíritu Santo y de Cristo como el Buen Samaritano. Unos cimientos sobre los que se edificaban cada una de esas parcelas del plan diocesano de pastoral, de modo que todas juntas edificaban simbólicamente la Iglesia a la que todos pertenecemos.
Después, llegaba el trabajo en grupos, siguiendo de nuevo la dinámica sinodal de la conversación en el Espíritu. Sin dejar en ningún momento de lado el clima de oración de toda la jornada, los 8 grupos creados fueron capaces de escuchar y discernir sobre qué elementos de las conclusiones del clausurado plan podrían desarrollarse en el siguiente trienio. Y, una vez más, la experiencia de trabajar siguiendo este modelo fue valorada muy positivamente. Por su parte, los niños siguieron su propio itinerario de trabajo, de una manera más lúdica y distendida.
Tras la comida que se realizó en los patios del colegio, compartiendo entre todos lo que cada cual había llevado desde su lugar de origen, volvimos de nuevo al salón de actos para proceder a las votaciones de las conclusiones de cada grupo. Así, con tarjetas verdes y rojas, todos los asistentes pudieron participar de forma activa, decidiendo cuáles de las conclusiones de los grupos de la mañana quedarían reflejadas en el nuevo Plan diocesano de Pastoral como objetivos de trabajo para los próximos años. La formación, el desarrollo efectivo de los consejos parroquiales, o la mejora de la dinámica de las celebraciones fueron algunas de las decisiones votadas. Puedes consultarlas PINCHANDO AQUÍ.
Nuevo Plan para un nuevo trienio
Finalmente, el vicario D. Jorge Zazo expuso las líneas fundamentales del nuevo Plan diocesano de Pastoral, que, en esta ocasión, no será quinquenal, sino que el obispo ha decidido que sea de tres años de duración. “No nos basta con cambios formales. Es evidente que en estos tres años que vienen por delante vamos a tener que seguir haciendo varios cambios”, destacaba el Vicario, poniendo como ejemplo el hecho de que hay que seguir avanzando en el proceso de unidades pastorales. De hecho, avanzó que las diócesis de Castilla y León realizarán un gran encuentro dentro de dos años “para repensar conjuntamente cómo estamos trabajando en los arciprestazgos, en las unidades pastorales y en otro tipo de estructuras para que sean verdaderamente evangelizadoras”.
“Son muchas cosas, muchos detalles. Pero no podemos quedarnos solo en ellas, porque sería quedarnos en lo externo, en pinturas, en matices. Todo eso, que lo trabajaremos como acciones, necesita una experiencia fundamental, que es el encuentro con Cristo. Y el encuentro con Cristo genera en el corazón de las personas lo que siempre se han llamado las virtudes teologales. Cuando un cristiano se encuentra con Cristo, surgen en él la esperanza, la fe y la caridad”, señalaba Jorge Zazo, para anunciar que la propuesta de nuestro obispo es “que cada uno de los próximos años nos centremos en cada una de estas tres virtudes teologales. El curso 2024-2025, esperanza. El 2025-2026, fe. El 2026-2027, la caridad”.
Una propuesta que enraiza con lo trabajado hasta ahora, que se centraba en lo esencial de la Iglesia (la comunión, el anuncio, la celebración y el compromiso en medio del mundo). “Si hasta ahora hemos visto lo esencial en la Iglesia, ahora descubrimos lo esencial en cada uno de nosotros. La propuesta se basa en que, en el momento de cambio en que vivimos, en el que resulta imprescindible repensar las estructuras pastorales (propuesta de la Iglesia en Castilla), las opciones evangelizadoras (itinerarios del Congreso Nacional de Laicos) y el estilo de trabajo (sinodalidad). Tenemos que estar cimentados fuertemente en Cristo, y en el resultado en cada uno del encuentro con Él. En tiempos recios, amigos fuertes de Dios. En momentos de incertidumbre, cuando todo se tambalea, mantengámonos fijos en lo que nos cimienta: la esperanza, la fe y la caridad”.
Asimismo, el esbozo del Plan diocesano de Pastoral 2024-2027 estaría en consonancia con la gran propuesta que va a movernos a toda la Iglesia Universal en el año que viene. “Como sabéis el año 2025 es un jubileo extraordinario que ya se centra en la esperanza. Así que de esa forma no hacemos dos itinerarios paralelos, sino que el propio tema del Jubileo, que es la esperanza, es también nuestro propio itinerario personal de ese curso”, destacaba el Vicario.
Y una feliz coincidencia más. “Tenemos la suerte de que Ávila es una diócesis donde tenemos grandes maestros de oración. Uno de los mayores es San Juan de la Cruz, y en el año 2026 se cumple el tercer centenario de su canonización. Él puede ser para nosotros como el patrón especial para el Plan Pastoral de este trienio que comenzamos. Que San Juan de la Cruz nos ayude a vivir lo que San Francisco de Asís llama una fe pura, esperanza cierta y caridad perfecta. El santo de Fontiveros es sobre todo un maestro espiritual, que al unirnos con Cristo nos ayuda a profundizar en cada una de estas tres virtudes teologales”.
Y esto, ¿cómo lo vamos a aterrizar? Lo primero, constituyendo el Consejo diocesano de Pastoral, que estaba suspendido tras la marcha del anterior obispo. “Luego, durante el verano haremos, un equipo, una propuesta de trabajo en torno a esas tres estructuras, a esos tres temas, esas tres virtudes teologales. Haremos un planteamiento general que será el que se lleve a principio de curso al Consejo Presbiteral y al Consejo de Pastoral. Para que esto se trabajara durante el primer trimestre, también se mandara a los grupos de reflexión al arciprestazgo, para que a partir de los primeros meses del año 2025, en enero y febrero, tengamos ya una propuesta de Plan Pastoral general para la diócesis, que luego cada arciprestazgo y cada unidad pastoral tendrá que aterrizar un poquito en sus distintos niveles”, concluía D. Jorge Zazo.
El Encuentro concluyó con la Eucaristía en San Vicente, en la que cada grupo entregó en el ofertorio un mural con las conclusiones de su trabajo, así como la acción de gracias de los niños.