Más de un centenar de sacerdotes han participado esta mañana en la Casa diocesana de Ejercicios de la primera jornada de la Formación Permanente del Clero, que arranca hoy y se prolongará hasta el próximo mes de mayo (ver programa completo más abajo).
Este año, el programa de la Formación Permanente pretende ser una ayuda para los sacerdotes en el proceso de elaboración y aplicación de un Plan Pastoral para los próximos cinco años, que debe ser la aplicación más concreta en nuestro contexto social y eclesial de la ehortación programática Evangelii Gaudium, del Papa Francisco. Inmersos como estamos en este proceso de sinodalidad, la Formación Permanente vuelve a poner el foco de nuevo en la referida Exhortación con una finalidad práctica que nos permita como Iglesia diocesana dar respuesta a lo que la Iglesia nos propone.
Por eso, y siguiendo las premisas de “ver, juzgar y actuar”, en esta primera sesión, se ha presentado a los sacerdotes el estudio socioeconómico y demográfico que ha realizado la Universidad Católica de Ávila acerca de la realidad de nuestra provincia y las perspectivas de futuro que presenta.
Futuro y esperanza. Porque, como comentó nuestro Obispo en la presentación, “pese a las noticias de portada que vemos muchos días, debemos vacunarnos contra el pesimismo, que es altamente contagioso. Hay que tirar hacia adelante y ponernos a trabajar”. Mons. Gil Tamayo también quiso hacer una llamada a los sacerdotes para “recuperar el espíritu de pequeñez”, ya que no se trata de numerosas peregrinaciones o actos multitudinarios, sino ver la belleza “en lo sencillo de nuestros pequeños grupos. No para contentarse con lo poco, sino para saber ir de lo poco a lo mucho. Aprender a servirnos de lo humilde para hacer la gran obra de Dios”.
Con respecto al estudio presentado por la UCAV (“pues la universidad, entre sus muchas ocupaciones, también trabaja para iluminar nuestra sociedad”, resaltaba D. José María), sus autores destacaban el envejecimiento continuo de la población abulense, que ha visto cómo el 80% de sus municipios ha perdido población en la última década. Un hecho nada nuevo si lo comparamos con otros momentos de la Historia de la provincia, como el vivido en el siglo XI: una fuerte despoblación que condujo a la repoblación llevada a cabo por Raimundo de Borgoña. Y es que, según explicaron, lo verdaderamente importante no es ver cómo estamos ahora, sino ver cómo podemos estar en el futuro, habiendo aplicado acciones concretas y formas de proceder acordes a la necesidad sociodemográfica y socioeconómica de Ávila.