Aunque no lo parezca según está el tiempo de loco, no nos queda nada para llegar al verano y eso indica entre otras cosas las vacaciones escolares y las ganas infinitas de los más jóvenes de hacer un sinfín de actividades. Una de las propuestas que les propone la Iglesia a través de Cáritas es un Campus Urbano, que cumple su séptima edición, y que comenzará dentro de pocos días.
Concretamente, arranca el 24 de junio y durará nada menos que 9 semanas, hasta finales de agosto. Como nos explica Quintín García, coordinador del programa de Infancia, Juventud y Familia, no solo es un espacio que pueda facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral a las casi 200 familias con las que trabajan habitualmente desde Cáritas (muchas de ellas, sin capacidad de una red social que ayude a cuidar de los más pequeños durante estos días), sino que a través de esas actividades como talleres, gimkanas, deporte, piscina, excursiones, “podamos generar un espacio inclusivo y así no solamente las familias que ya vienen participando con nosotros, sino que cualquier otra persona, familia de Ávila, con hijos de entre 7 y 14 años, también puedan venir al local juvenil, puedan conocer lo que hacemos en Cáritas y puedan participar en las actividades que tenemos enfocadas en ese campus de verano”.
Y es que ese es precisamente el mayor atractivo de esta iniciativa estival: se trata de una posibilidad para que el condicionante económico no sea lo que deje a los chavales sin poder disfrutar de un verano con actividades para ellos. Y es que puede haber famiñlias que no alcancen a poder costear el precio de campamentos o similares. “Hoy en día muchas familias están pasando dificultades, no solo las que podamos pensar que está en una situación de riesgo de exclusión social. Familias, trabajadores, trabajadoras pobres, que con el salario que tienen les está costando mucho llegar a fin de mes por cómo están los precios de los alimentos, de la gasolina, cómo están los alquileres, etcétera, etcétera. Lo que ofrecemos es poder también ayudarles en la conciliación y en que sus hijos e hijas tengan una actividad de ocio asequible”.
Los precios oscilan entre los 8 euros por semana para los usuarios habituales del programa de Infancia de Cáritas y los 20 euros por semana que pagaría el resto. Todo ello incluye el servicio desde las ocho y cuarto de la mañana (con madrugadores) hasta las tres de la tarde ( con continuadores), y todas las actividades, excursiones, piscina y los monitores. “Bueno, y si alguna familia, tanto de las habituales como de las que no está, siempre nos plantea alguna situación de dificultad, no hay problema: se analiza tu caso, pero tu hijo o hija es un sujeto de derechos y hay que facilitarle este tipo de actividades, y a ti también te tenemos que acompañar y ayudar en estas dificultades que estás pasando. Claro que sí. Desde este espacio seguro y de buen trato vamos a generar esa posibilidad para la familia en sí”, afirma Quintin.
El responsable del programa de Infancia, Juventud y Familia quiere animar a todos los abulenses a conocer esta iniciativa, “que puedan acercarse, que puedan participar”. Y agradece asimismo “la labor de muchos voluntarios y voluntarias, muchos de ellos jóvenes, incluso adolescentes de 16 años”, ya que gracias a ellos “se pueden hacer este tipo de propuestas, este tipo de actividades y facilitar este espacio también inclusivo”.