Este miércoles ha tenido lugar el solemne acto de inauguración del curso en la Universidad Católica Santa Teresa de Jesús, en Ávila. Una jornada que comenzaba con una Eucaristía en el Monasterio de la Encarnación, para después continuar con el acto académico en la sede de la institución universitaria.
En el transcurso del mismo, el obispo de Ávila y Gran Canciller de la UCAV ha querido hablar desde su propia experiencia con la COVID19 para reivindicar el papel de la universidad en la sociedad a la hora de romper el “clima de superficialidad” que nos invade. “Vivimos a golpe de sobresalto, en una sociedad con una polución informativa grande que nos impide recuperar la vieja condición del criterio”, destacaba D. José María. Ante ello, ha pedido criterio para cribar todo lo malo de lo bueno, el trigo de la paja. “La universidad es la casa de saberes y la casa de la sabiduría tiene que recuperar su aporte a la sociedad. Tiene que ser un elemento de aportación del saber y del sentido”. Por ello, se ha mostrado convencido de que “en esta sociedad llamada del conocimiento no puede quedarse la universidad al margen. Nos falta mucho para ser relevantes y significativos. Este es el gran quehacer sobre todo cuando una de las consecuencias”.
Mons. Gil Tamayo ha afirmado en su discurso que hay algo que nos ayuda a superar la fragilidad es la fraternidad: el sentido solidario y la razón de ser social. Por ello, insistía en recuperar el sentido de solidaridad, de los saberes para el servicio público de una sociedad, “en la que muchos ámbitos profesionales han dado la talla en esta contingencia que se prolonga de esta crisis humanitaria, sanitaria y económica que estamos sufriendo”. “Necesitamos un fortalecimiento institucional. Como universidad tenemos que levantar la voz de una manera crítica para la construcción social”. Porque “este país no se ha construido de la noche a la mañana. Somos una vieja nación hecha de raíces cristianas en su esencia. Somos una nación que en la Historia reciente ha construido un sistema de concordia que no puede ser puesto en cuestión y se fundamenta en los derechos y deberes fundamentales. Tenemos que ser conscientes de que no se puede tambalear sobre todo en tiempos de crisis en los que asistimos a poner en juego los fundamentos sobre los que nos sustentamos. La universidad tiene una palabra que decir, con la docencia, la investigación y la iluminación social”.