Admisión a Órdenes de nuestro seminarista Manuel Blázquez Perdiguero

Manuel Blázquez Perdiguero (24 años), seminarista de la diócesis de Ávila

Dar pasos en un camino vocacional siempre es un motivo de alegría compartida en la Iglesia. Por eso, estamos felices de comunicar que el próximo viernes 15 de marzo a las 18,30 h, el seminarista de nuestra diócesis Manuel Blázquez Perdiguero, realizará el rito de Admisión a las Sagradas Órdenes, presidido por nuestro Obispo D. Jesús Rico, en la parroquia de San Pedro Apóstol. Manuel, nacido en Ávila capital hace 24 años, se encuentra actualmente cursando tercero de estudios eclesiásticos en la etapa configuradora, residiendo en el Teologado de Ávila en Salamanca.

En un seminario de formación para la vida presbiteral el candidato al sacerdocio va viviendo su experiencia de fe y de crecimiento de forma progresiva, por etapas o fases. El rito de admisión a las Órdenes Sagradas es uno de los ministerios que solicitan aquellos que desean ser presbíteros cuando ya llevan varios años de formación en el seminario. Esta petición es un acto jurídico, que después del Concilio Vaticano II vino a sustituir a la tonsura: ésta indicaba la entrada en el estado clerical por medio de una ceremonia en presencia del obispo o de la persona encargada por él, en la que se rapaban parte del cabello de la cabeza como señal de consagración a Dios.

Es importante aclarar que la admisión a las órdenes no equivale a la entrada de un candidato al estado clerical. Más bien, es el primer paso que debe dar para llegar posteriormente a formar parte del clero, desde la ordenación diaconal.

En este rito, dentro de la Santa Misa, el candidato es llamado a presentarse ante el Obispo para ser admitido y recibir de sus manos la bendición y una cruz que llevará colgada sobre el pecho, signo del cristiano que se pone a los pies del Buen Pastor. Mediante esta celebración, el seminarista reconoce públicamente su vocación y su compromiso firme de continuar junto al Señor que un día le llamó para que le siguiera.

Tras este rito, el candidato se seguirá preparando para recibir el ministerio del Lectorado y más adelante el último paso antes del diaconado, el Acolitado.