Este miércoles se cumplen 53 años desde que el Papa San Pablo VI proclamara a Santa Teresa de Jesús como Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer en la Historia en conseguir tal distinción, mostrando así la riqueza y relevancia de su herencia espiritual. Con este motivo, la Basílica que lleva su nombre, erigida sobre su casa natal, celebrará una Eucaristía a las 20:30 horas. Este será una de las últimas Misas Jubilares de este Año Santo Teresiano, que se clausurará el próximo 15 de octubre.
En la homilía de la ceremonia del 27 de septiembre de 1970, Pablo VI se refería a Santa Teresa como “esta santa tan singular y tan grande, suscita en nuestro espíritu un cúmulo de pensamientos. La vemos ante nosotros como una mujer excepcional, como a una religiosa que, envuelta toda ella de humildad, penitencia y sencillez, irradia en torno a sí la llama de su vitalidad humana y de su dinámica espiritualidad; la vemos, además, como reformadora y fundadora de una histórica e insigne Orden religiosa, como escritora genial y fecunda, como maestra de vida espiritual, como contemplativa incomparable e incansable alma activa”. Estas pocas líneas resumen toda la persona de Teresa de Ávila, que fue de hecho una mujer extraordinaria por su sencillez y encanto místico que atrajo, y sigue atrayendo, el interés de muchas personas. Tenía un corazón “viril y virtuoso”, es decir, lleno de la audacia de quienes aman sin reservas: “Convenzámonos, hijas mías, de que la verdadera perfección consiste en el amor a Dios y al prójimo. Cuanto más precisamente observemos estos dos preceptos, más perfectas seremos”.