Fiesta de la Merced, patrona de los presos y quienes trabajan en prisiones

Centro Penitenciario de Brieva, donde realiza su labor la Pastoral Penitenciaria de la diócesis de Ávila

Cada 24 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Madre la Virgen de la Merced, patrona de los presos y de todos los que trabajan en prisión. En torno a esta fecha, en los centros penitenciarios se organizan actividades, concursos o festivales que culminan con la celebración de la eucaristía. En nuestra diócesis de Ávila ha sido así, y es que este viernes nuestro obispo Don Jesús ha podido celebrar la Eucaristía con las internas del centro penitenciario de Brieva, conociendo además de primera mano la inestimable labor que allí realiza la Pastoral Penitenciaria de la diócesis y el programa de reclusas de Cáritas diocesana de Ávila.

Fue el 27 de abril de 1939 cuando la Virgen de la Merced fue declarada en España, y en muchas partes del mundo, patrona de las prisiones, es desde entonces cuando presos, familias y trabajadores de la institución penitenciaria celebran su fiesta.

El director del departamento de Pastoral Penitenciaria, Florencio Roselló, recuerda que la Merced «es misericordia, es solidaridad, es compromiso». Cada 24 de septiembre, «las prisiones confían su suerte a una mujer, la Virgen de la Merced. Ella es Madre, que fiel a su hijo está al pie de la cruz, pero también lo está al pie de la cárcel. Ella enjuga las lágrimas de tantos presos que han caído, y ella como la madre buena los vuelve a levantar».

¡La persona en el centro!

«¡La persona en el centro! Y su rostro, el de Jesús preso, porque “estuve en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt. 25, 31). Descubrir en el preso al  mismo Cristo preso, al mismo Jesús necesitado, al mismo Jesús abandonado en una cárcel». Esta es la conclusión del trabajo de la Pastoral Penitenciaria y que se refleja en la Memoria 2022, según destacaba en la presentación el director director del Departamento, Florencio Roselló.

En este primer apartado, el director del Departamento subraya que mientras exista una sola persona presa, la Iglesia estará con ella en prisión. «Nuestra razón de ser es la persona presa», afirma en la introducción. «No hay Pastoral Penitenciaria -añade- que no tenga como centro al hombre y mujer en prisión. Sus necesidades, sus preocupaciones, sus angustias son las de la Iglesia en prisión. Sus sueños, sus ilusiones, sus esperanzas también son las nuestras, las de la Pastoral Penitenciaria«.

Florenció Roselló indica que «para la Pastoral Penitenciaria, detrás de cada dato, hay vidas rotas, pero que hay que reparar, vidas caídas que hay que levantar, vidas truncadas que hay que enderezar, vidas machacadas que hay que restaurar, vidas presas que hay que liberar». En todas estas necesidades y urgencias está la Iglesia, con los datos que se reflejan en esta Memoria.

Voluntarios, capellanes, congregaciones: por la humanización en la prisión

Para poder cumplir el compromiso con todas las personas presas, en la Memoria visibilizan el compromiso de la Pastoral Penitenciaria que cuenta con 2.191 voluntarios; 158 capellanes; 1.000 colaboraciones, tanto desde parroquias, congregaciones, ONG y de particulares que ofrecen su ayuda a las personas privadas de libertad, con el compromiso de humanizar la vida de todas ellas desde la acción evangelizadora de la Iglesia.

Además, llama la atención en esta Memoria 2022 la respuesta que desde la Pastoral Penitenciaria se da con los 1.065 programas para atender a los presos y presas: 357 en el área religiosa; 590 en el área social, que van aumentando cada año; y 118 programas destinados al área jurídica.

También esta Memoria 2022, que ahora se presenta, destacan otros datos concretos como el peculio o ayuda económica que han recibido 11.696 personas en prisión o los 8.535 paquetes de ropa que beneficiaron a hombres y mujeres tanto de nuestro país como extranjeros. En cuanto a las prestaciones fuera de la prisión cabe recalcar las 85 casas de acogida que prestan su servicio a mujeres y hombres que no cuentan con apoyo al salir de esta dura realidad.