En plena ola de frío, y con las temperaturas por los suelos, nace una lógica preocupación: ¿qué va a pasar con las personas que carecen de un techo donde guarecerse? Para ello, Cáritas diocesana de Ávila cuenta con un recurso para acoger a todo aquel que tenga esta necesidad. En el Hogar Santa Teresa (lo que anteriormente conocíamos como Albergue de Transeúntes), ubicado en la calle Príncipe Don Juan de la capital abulense, se acoge a las personas “desde el corazón y desde toda la calidez que podemos poner en nuestras atenciones. Queremos que la gente que pase por nuestros despachos se sientan acogidas, apoyadas, acompañadas, por lo que siempre mostramos el cariño y la cercanía que ellos merecen”. Así lo destaca su responsable, Juan Antonio Avilés, quien avanza que las cifras de personas atendidas en él ha ido subiendo en los últimos años.
Así, en 2022 pasaron por el centro 376 personas, siendo 101 personas más que en todo 2021. Y la perspectiva sigue al alza, ya que en lo que va de año ya se han atendido a más de 50 personas, permaneciendo en el centro en el programa de inserción 9 personas actualmente.
Ante este episodio de frío, Avilés explica que no se han tomado medidas extraordinarias, “ya que disponemos de plazas suficientes para cubrir las necesidades, y si no se derivarían a hostales de la ciudad” (cuya estancia estaría costeada por la propia Cáritas). “Y en caso de quedarnos sin plazas en el centro y en hostales, podríamos llegar a habilitar el salón para acoger la urgencia de las personas que lo necesiten, para que nadie se quede en la calle. Pero gracias a Dios no se nos ha dado el caso”.
Eso sí, la atención va mucho más allá de un techo donde pasar la noche. “Siempre se cubre lo primero la urgencia tanto de alimentos como de alojamiento, y después se realiza la valoración de cada caso para dar la respuesta más adecuada para cubrir la necesidad de cada persona”.
Apuesta por una posibilidad real de reinserción social
Una atención integral que, como detalla Juan Antonio, trata de que las personas “tengan las herramientas para recuperar su vida social no como estaban hasta el momento: mal mirados, excluidos. Ellos quieren volver a una vida normal. Y por eso Cáritas apuesta por este proyecto, tomando el relevo de lo que se venía haciendo hasta ahora, pero de una forma mucho más personalizada, desde el mismo centro, con todos los apoyos necesarios. Estamos enmarcados dentro del programa grande que se está creando, que es el de atención primaria y atención social, para dar una respuesta integral a la persona: no sólo a nivel domiciliario, cubriendo sus necesidades básicas de alojamiento, sino también a nivel de ayudas, burocrático, y todo lo que nuestras trabajadoras sociales puedan atenderles. Queremos que todo sea un mismo eje en el que todos estemos coordinados, y podamos apoyarnos unos programas y otros, para que todo sea mucho más transversal y la persona pueda tener las respuestas que necesita en cada momento”.