“La Iglesia de Ávila se une a la Iglesia universal, que muestra su dolor y tristeza por el fallecimiento de Benedicto XVI, a la vez que sentimos la esperanza de esa fe que él nos mostró como motor de nuestra vida”. Son las palabras con las que Mons. García Burillo agradecía a los fieles la asistencia al funeral que la diócesis ha celebrado por el eterno descanso del Papa emérito. Una Eucaristía presidida por el propio Administrador Diocesano, y concelebrada por el Obispo emérito de Salamanca (Mons. Carlos López), así como numerosos sacerdotes de la diócesis (entre ellos, todos los Vicarios, el Deán de la Catedral, o el Rector del Seminario).
En su homilía, D. Jesús realizó una semblanza del magisterio de Benedicto XVI desde sus orígenes como sacerdote hasta sus años de papado. Un tiempo en el que destacó su enseñanza de que “la fe es una relación personal con Cristo resucitado en la Iglesia. Un pensamiento que lo confirmó posteriormente el Vaticano II, pero que en su juventud le trajo algunos problemas”. 2La fe cristiana no es un sistema. Es un camino, y es propio del camino entrar en él para poder caminar”.
“En su testamento espiritual, que hemos conocido estos días, dice que sus padres ejercieron la misión que el Bautista tuvo con sus discípulos. Una fe sencilla transmitida a los hijos. ¡Qué importante misión de los esposos como primeros evangelizadores de sus hijos!”.
“Desde que decidió seguir a Jesús, él también se convirtió en un Juan Bautista en tiempos bastante convulsos. Propuso la hermenéutica de la reforma en la continuidad en oposición a la hermenéutica de la ruptura (…) Porque el mensaje de Cristo es hoy y siempre el mismo y no puede verse alterado por ideologías”.
Explicaba Mons. García Burillo que, “frente a la dictadura del relativismo que estamos padeciendo”, Benedicto XVI nos mostró que el antídoto es Cristo, que “transmite no sólo mensajes de verdad, sino que Él mismo es la verdad”, afirmando que, de esta manera, comprendemos que “el Evangelio ni anticuado ni moderno: es eterno”.
“Estando con Jesús fue tan libre para ir donde no quería”, proseguía su relato el Administrador Diocesano, explicando las veces que Ratzinger, cumpliendo con su obediencia y servicio a la Iglesia, aceptaba cada uno de los destinos que le iban proponiendo. “A los 78 años fue elegido sucesor de Pedro. Y su libertad llega al punto de que renunció al papado cuando entendió que Dios así lo pedía”.
“Ha dejado este mundo para ir al encuentro del Cordero de Dios, al que ha seguido hasta el final”, destacaba D. Jesús, recordando que las últimas palabras del Papa emérito fueron, precisamente, “Jesús, te amo”. “Tras su último suspiro ha quedado bajo la mirada de Jesús, como todo creyente, el acto decisivo del juicio, como él mismo definió”.
“Benedicto XVI nos enseñó que nuestras vidas están unidas en comunión entre sí, entrelazadas. Nadie vive solo, nadie de salva sólo. Nuestra esperanza es también esperanza para los otros. Por eso estamos aquí esta tarde, para no dejarlo solo y acompañarle con nuestra oración en este último viaje allá donde el Maestro mora. Pedimos por su descanso y para que siga intercediendo para que nosotros permanezcamos siempre arraigados en Cristo, firmes en la fe”, concluía Mons. García Burillo.
GALERÍA FOTOGRÁFICA COMPLETA (fotos: Gonzalo González de Vega)