Las Siervas de María dejan la diócesis, tras 138 años de entrega a los enfermos

La comunidad de Siervas de María, a las puertas de su convento el pasado 15 de octubre. Era costumbre que se gurara la imagen de Santa Teresa hacia ellas, en señal de reconocimiento a su labor. (Foto: Gonzalo G. de Vega)
Son de esas noticias que no le gusta dar a nadie. Pero es la realidad, y la realidad hay que contarla, por muy dura y triste que sea. Después de 138 años de presencia en nuestra diócesis, dedicadas esmerada y desinteresadamente al cuidado de nuestros enfermos, la comunidad de Siervas de María se marcha de Ávila, dejándonos un vacío importante. El pasado viernes en “El Espejo de Ávila”, de la Cadena COPE, hablábamos con su superiora, Sor Magdalena, quien apenada nos cuenta el por qué de esta decisión.

Menuda sorpresa nos han dado. ¿Qué ha pasado y por qué se marchan de Ávila?

La situación de la comunidad se ha ido agudizando con la edad (de las hermanas que allí conviven). Tampoco la casa reúne las condiciones para personas ya de bastante edad. Ha llegado un momento en el que las superioras mayores lo han estudiado a fondo y han llegado a esta conclusión. No es una decisión que se haya tomado así sin más. Llevamos ya algunos años viendo que esto iba a pasar, como ha pasado con otras comunidades de Santiago de Compostela, Bilbao, San Sebastián, Zamora, Astorga, … y como les pasa también a otras comunidades religiosas de otras congregaciones.

Para mí el motivo principal es la falta de vocaciones. Porque si por la edad hubiera relevo, pues la comunidad, aunque no fuera en esta casa, podría seguir en otra parte de Ávila.

Porque en este momento, ¿cuántas religiosas forman parte de la comunidad?

Somos siete hermanas, con la media de edad muy alta. Y por eso ha llegado un punto en que ya no se puede seguir. Con pena, porque nosotras somos las primeras que lo sentimos mucho. Porque desde el 15 de abril de 1884 en que pusieron los pies aquí, llamadas por el entonces obispo Ciriaco María Sancha (que se lo pidió a la fundadora, Santa María Soledad), se ha ido prestando servicio desde nuestro carisma: cuidar de los enfermos, siguiendo las palabras del Evangelio “Estive enfermo y me visitasteis”. Son decisiones duras, pero hay que afrontarlas y seguir para adelante. Sabemos que Dios no nos va a faltar, estemos donde estemos.

Palacio de los Almarza, actual convento de las Siervas de María, en la calle Madre Soledad (foto: Ayuntamiento de Ávila)

Estamos seguros de que ustedes son las primeras a las que más les ha costado asumir esta realidad …

Desde luego. Sobre todo a una, Sor Rosario, que es de aquí, se le está haciendo muy duro. Otras llevaban aquí 26 años en la casa … Y como congregación nos ha costado mucho.

Si por algo son conocidas las Siervas de María es por ese cuidado exquisito a nuestros enfermos, de orma completamente gratuita, en las casas, en los hospitales … Son muchos los enfermos que han cuidado, y no sé si siguen cuidando hoy en día.

No, ahora ya no. Ya llevamos dos o tres años que no se sale, porque son hermanas bastante mayores. Sí que nos siguen pidiendo, pero claro, una vez que la gente va viendo que no se puede, pues lógicamente cada vez acuden menos a nosotras porque saben que no vamos a poder atenderles.

Sor Magdalena, cuéntenos: a partir de ahora, ¿cuál es el proceso? ¿Es inmediata la partida?

No falta mucho. Algunas sí se van a marchar ya, las que tienen más dificultad para subir o bajar escaleras y que vemos que es más apremiante su marcha. Igual ya para febrero no estamos.

Irán ustedes a otros conventos cercanos

Sí, irán a sitios cerca, donde estarán mejor atendidas porque hay más medios. Hay una hermana que está haciendo 2º de Enfermería en la UCAV, y va a seguir aquí en la ciudad, vinculada a una comunidad cercana para terminar lo que falta de curso. Es una hermana de Camerún, fruto ya de las misiones (hace 50 años que fundamos una comunidad allí). Otra hermana irá cerca para poder, de vez en cuando, venir a ver a su familia. Y es lo que tenemos.

Estas son las consecuencias de la falta de vocaciones. Por ello siempre pedimos que se siga orando insistentemente por ellas. Antes de despedirnos, queremos agradecerles su labor y trasladarles todo nuestro cariño, allá donde vayan.

Nosotras también queremos dar las gracias a Ávila, que ha sido un medio para nosotras para poder ejercer el mensaje del Evangelio: “estuve enfermo y me cuidasteis … dad gratis lo que habéis recibido gratis …”. Hacer vida ese Evangelio ha sido posible gracias a la ciudad de Ávila. Estamos muy agradecidas por ello.