Tal día como hoy, el 12 marzo de 1622, el papa Gregorio XV canonizaba a cinco beatos: el italiano Felipe Neri, y los españoles Isidro Labrador, Francisco Javier, Ignacio de Loyola y Teresa de Cepeda y Ahumada, Teresa de Ávila. Unos “campeones de la santidad”, como los calificaba el obispo Mons. Gil Tamayo en las Vísperas solemnes celebradas esta misma tarde en la iglesia erigida en la que fue su casa natal. Una celebración en la que se ha ensalzado el mayor legado que nos dejaba la mística abulense: su santidad.
Una celebración que contaba con una gran participación de fieles, acompañados por autoridades civiles y militares, y que ha estado concelebrada por el Obispo de Ávila, Mons. Gil Tamayo. El Cabildo de la Catedral de Ávila, así como una amplia representación de la Orden del Carmelo Descalzo, ocupaban el presbiterio, a cuyos pies se ubicaba la imagen de Santa Teresa de Jesús, obra de Gregorio Fernández, y un detalle único: la reliquia del dedo incorrupto de la Santa, venerada por todos los presentes. Las Vísperas fueron cantadas por la Escolanía del Valle de los Caídos, que ofrecieron al término de la celebración religiosa un bellísimo concierto en el templo.
“Es tiempo de dar gracias a Dios por los 400 años de canonización de la Santa”, destacaba el prelado abulense, quien revelaba asimismo que en estos días había recibido una misiva del Papa Francisco ante el inicio de esta efeméride tan destacada para la vida de la Iglesia. De la carta del Pontífice, destacaba Mons. Gil Tamayo una frase muy concreta: “El Papa desea que esta celebración del Año Santo nos sirva para que Santa Teresa nos contagie su ardor en la fe y, sobre todo, su coraje apostólico”.
“Ciertamente – continuaba el obispo abulense – hemos de vivir teniendo como meta la santidad. Esa que nos muestra a Dios a través de personas concretas en la historia de la salvación. Debemos vivir codo a codo con Cristo. Si no nos identificamos con Él habremos fracasado como cristianos”.
“Ese afán por vivir en santidad necesita una transformación que exige un cambio en cada uno de nosotros para participar un día plenamente de la resurrección de Cristo. Y esa es precisamente la trayectoria de Santa Teresa de Jesús, su propio camino de perfección”.
Por eso, y en la misma línea de las palabras de Su santidad, Mons. Gil Tamayo ha expresado su deseo de que “vivamos este año como un camino hacia la santidad. Siendo, como nos pide el Papa, verdaderos santos de la puerta de al lado”.
Finalmente, pedía a la Santa como copatrona de España, “protección para todos hombres y mujeres de esta tierra”. Pero también para las lejanas tierras de Ucrania, para “que venga la paz. Tenemos el corazón y el pensamiento en ese viacrucis de refugiados. Pedimos a Santa Teresa que interceda por todos ellos, para que acabe con este sufrimiento injusto. Que ilumine los corazones de los dirigentes para encontrar solución a este drama que nos sobrecoge”.
Santa Teresa, modelo de santidad
“Fueron canonizados cinco santos el mismo día. Pero la figura de la Santa causó un gran estupor. Fueron muchos los sacudidos por la fuerza de esta mujer”, destacaba el Prior de los Carmelitas Descalzos de Ávila. El Padre David Jiménez recordaba, entre todos ellos, al Cardenal Cornarno que encarga a Bernini la construcción de su capilla familiar. “Allí Berni erige esa obra sobresaliente en la que plasma la santidad de Santa Teresa. No esculpe sólo un éxtasis, no se contenta solo con plasmar la transverberación. Nos está mostrando ese momento intenso que experimente una persona cuando se deja transformar cuando se deja tocar de Dios”.
“Después de 400 años seguimos mirándola. Mirando su legado de santidad. Porque ella, Teresa, da verdadero testimonio de lo que es un santo”, señalaba el Prior del convento carmelita.
Pero, ¿qué es un santo? “Un santo no es un superhéroe que puede con todas las dificultades de su época. Santa Teresa nos lo muestra a la perfección. Un santo es el que hace una aventura interior: la aventura de encontrarse con Cristo, de abrir el corazón al encuentro con Dios. De encontrarnos con quien sabemos que nos ama”.
“En ese camino hacia la santidad, podemos llegar a preguntarnos cómo puedo llegar a ser santo? – continuaba – Ella nos lo enseña en su doctrina y sus escritos: el camino es la oración. A través de la oración se llega al encuentro con Dios. La oración nos hace vivir de manera diferente, transforma nuestro alma y nuestro cuerpo”.
Sin embargo, como continuaba explicando el Padre David Jiménez, “ser santo no es sólo rezar y contemplar. La oración no es solo estar mucho tiempo en la iglesia, rezando Novenas y Rosarios. La oración de santidad, transformante, no consiste solo en quedarnos en nuestras obrillas, como decía la Santa. La vida de santidad tiene que ver más con momentos de pobreza y sencillez”.
“Consiste en tener virtudes, que crezcan y sean cada vez más grandes. Solo las virtudes dan razón de nuestra vida cristiana, y con ellas podemos llegar a cambiar nuestro mundo. La oración es la que nos transforma, la que nos hace vivir de manera virtuosa, y nos dispone a llevar a cabo una misión de riesgo: cambiar los valores y la forma de ser para llevarnos al amor de Cristo”.
Por eso, concluía el Prior del convento carmelita, “la mejor forma de honrar a la Santa en este centenario de su canonización es hacer nosotros lo mismo que ella: dejarnos llevar por los caminos de Dios. Que crezcan en nosotros esas virtudes que nos acerquen a Cristo”.
Homenaje de Intendencia a su patrona
Previo a la celebración de las Vísperas, también la iglesia del convento de La Santa acogió un homenaje militar, consistente en el izado de una banderola, que quedará permanentemente ubicada en la fachada de la iglesia, como homenaje del Cuerpo de Intendencia a su patrona. Un patronazgo el de la Santa que data de 1915, fruto de la fuerte vinculación de este Cuerpo de Intendencia con la ciudad de Ávila, donde hasta hace pocos años se ubicaba la academia donde se formaban sus integrantes.
“No encontrarán devotos más fieles a Santa Teresa que nosotros, los Intendentes”, destacaba el Coronel ante la puerta del convento, donde fue recibido por su Prior y el alcalde de Ávila. Los miembros del Cuerpo de Intendencia hicieron asimismo entrega al Padre Prior de una imagen de la Santa en actitud andariega como muestra de la cercanía de los Intendentes a la Orden del Carmelo. Un solemne acto que terminaron entonando el himno de Intendencia.