Una “realidad tan entrañable y tan vinculada a este tiempo de la Navidad, en el que recordamos el nacimiento de Jesucristo”. Así ha definido nuestro obispo D. José María la tradición del Belén, que, recordaba, es clave para entender la raíz profunda, “el significado de estas fiestas, especialmente para los creyentes”.
Lo hacía en la bendición del Belén municipal que el Ayuntamiento de Ávila ha colocado en el patio del Palacio de Superunda. 70 metros cuadrados que muestran el misterio del nacimiento de Jesús. Mons. Gil Tamayo ha puesto en valor esta tradición como parte de nuestras propia historia común, que no debe “olvidarse ni esconderse”. Y, en este punto, recordaba cómo, tras la invitación de la Comisión Europea para que se felicitara con la fórmula “felices fiestas”, el Secretario de Estado Vaticano levantó su voz diciendo que no eran sólo unas fiestas felices, sino una feliz Navidad.
“En un mundo secularizado como el nuestro, olvidarse de las raíces cristianas o esconderlas, es como si escondiéramos también en Ávila nuestras iglesias: esconderíamos nuestra razón de ser. No se puede obviar la significación religiosa de nuestra sociedad, de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestras fiestas”.
“Con respeto exquisito a las tradiciones de los demás con absoluta libertad religiosa, bendecir un belén es manifestar lo que hemos sido y lo que somos la inmensa mayoría de los ciudadanos de Ávila”, explicaba. Nuestro obispo afirmaba asimismo que bendecir un Belén es también “una apuesta por la esperanza. La que trajo Cristo”. Una esperanza más necesaria que nunca en estos años tan convulsos. Por ello, el Prelado abulense pedía en su bendición que el señor “aleje el COVID de nosotros, que lo superemos ya de una vez, y sobre todo preserve a los más pequeños”.