Con toda la solemnidad que una efeméride así requiere. Así se vivía esta mañana la inauguración esta mañana del nuevo curso académico de la Universidad Católica de Ávila. No un curso cualquiera, sino aquel en el que la institución universitaria, nacida en el seno de la diócesis, cumple 25 años de vida.
Un tiempo para dar “gracias a Dios” por este cuarto de siglo, como indicaba el obispo abulense y Gran Canciller de la Ucav. Mons. Gil Tamayo era el encargado de pronunciar la homilía de la Santa Misa que albergaba la Catedral, concelebrada por el obispo emérito de Ávila y Administrador Apostólico de Ciudad Rodrigo, Mons. García Burillo, y que ha estado presidida por el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza. A él daba la bienvenida el prelado abulense, pidiéndole que traslade al Papa Francisco “nuestro afecto, nuestra comunión, nuestra unidad con su persona, con su magisterio”. Por su parte, el Nuncio ha trasladado la cercanía del Santo Padre con la Universidad, con sus responsables y con sus alumnos.
D. José María recordaba los inicios de la universidad, cuando “un grupo al frente del cual estaba don Antonio Cañizares se lanzaron a una utopía, que es una realidad hoy. Pero no es una realidad por generación espontánea. Es una empresa cultural, una empresa de fe”. Una universidad de la que nuestro obispo ha querido recalcar su “sentido cultural, su sentido social, de aporte económico, de formación de hombres y mujeres al servicio de la sociedad en las distintas profesiones con competencia, profesionalidad, con altura y capacidad”.
En este sentido, Mons. Gil Tamayo calificaba la UCAV como “uno de los activos más importantes de esta provincia olvidada, marginada. Y es al mismo tiempo uno de sus motores, una de sus posibilidades de futuro”. “Que en esta provincia suponga un aporte a sus necesidades sociales, al aporte cultural de sus hombres y mujeres, para que, ojalá, no tengan que salir de ella, sino que se vean acogidos, con un empleo digno que contribuya al progreso y el desarrollo de nuestra tierra”.
Una universidad que lleva impreso un signo distintivo, “que la califica y, al mismo tiempo, expresa no solo su razón de ser sino su quehacer: su significación católica”. Por ello, el obispo y Gran Canciller ha abogado por que la universidad pueda dar respuesta “a lo que está en lo más profundo del corazón del hombre: su deseo de saber. Y de esa universalidad de los saberes no puede estar exento el saber sobre Dios. Nuestra cultura occidental está tocada por un secularismo proveniente de un racionalismo y de un laicismo que dejó a Dios ya nuestra patria en 1850 fuera del ámbito de las universidades. Como si fuera una cuestión privada que no tiene cabida precisamente en el lugar donde empezó, por el aporte de esa sabiduría divina, por la propia Iglesia católica, que hizo nacer las universidades”.
“Una universidad católica como la nuestra – continuaba Mons. Gil Tamayo – no puede dejar y no va a dejar a Dios al margen. Y desde Dios se entiende su naturaleza. Y desde la concepción cristiana del hombre, como nos la expresa la Iglesia en su doctrina y en su Magisterio, se va a defender la dignidad del hombre, la búsqueda de la verdad, el servicio público y social de los saberes. La universidad católica tiene en sus más profundas entrañas y en la transversalidad de saberes, de docencia y de investigación, el saber sobre Dios, el sentido de la vida, la cosmovisión cristiana”.
Pues, si esta presencia de Dios se llegara a margina o silenciar, la sociedad se resquebraja, indicaba el obispo abulense. “Cuando solo se está bajo el relativismo de las modas imperantes, o bajo las ideologías que han fracasado a lo largo de la Historia y que vienen con nuevos vestidos, cuando todo esto se impone o se deja a Dios a un lado, se destruyen los fundamentos que garantizan la inviolabilidad de la propia naturaleza humana y el verdadero progreso”.
Por eso, ha invitado a toda la comunidad educativa a que reflejen esa presencia de Dios “con competencia profesional, con altura científica, con calidad pedagógica, dando respuesta a necesidades de nuestro tiempo”.
Terminaba su alocución dando las gracias a quienes han contribuido a hacer posible la realidad que es hoy la UCAV, especialmente a sus rectores y a los obispos que la promovieron (Don Antonio Cañizares, Don Adolfo González Montes y Don Jesús García Burillo). “Esperamos que con ayuda de Dios y de María, asiento de la sabiduría, tenga también un gran futuro”.
Acto académico
Después de la Eucaristía, tenía lugar el acto académico, al que han acudido rectores de otras universidades: Rosa Visiedo (Universidad CEU San Pablo; Daniel Sada (Universidad Francisco de Vitoria), David García (Universidad Miguel de Cervantes), José Manuel Pagán (Universidad Católica de Valencia) y Alberto Gómez Barahona (Universidad Isabel I).
La rectora de la UCAV, Mª del Rosario Sáez Yuguero, ha mostrado su gratitud y compromiso en esta celebración. Ha dedicado unas palabras de agradecimiento en la revitalización de la UCAV a Lydia Jiménez, presidenta de las Cruzadas de Santa María; y a Jesús García Burillo, que confió en la gestión de la UCAV a las Cruzadas de Santa María para acometer esta nueva etapa.
“Lo que somos actualmente lo conocen a través de los medios o cada vez que nos visitan, pero si hoy estamos aquí ha sido gracias a cada uno de vosotros, a los profesores, a los miembros del personal de administración y servicios, que con su trabajo contribuye a cumplir la misión de la universidad, docencia de calidad e innovadora, y la mejor transferencia a la sociedad que son los alumnos que recibimos y que gracias al empeño se gradúan convertidos en excelentes profesionales portadores de nuestros valores humanos y cristianos. Asimismo, ha agradecido al equipo de Gobierno y al Gran Canciller su apoyo.
“25 años no es un periodo muy largo para una universidad, pero si suficientemente amplio para estar en un momento de consolidación, de crecimiento y creo que de una repercusión importante en Ávila. Esta ciudad no sería igual hoy sin la Universidad Católica de Ávila”, ha declarado Sáez Yuguero. La Rectora de la UCAV ha mostrado también su alegría por haber aumentado el número de alumnos, con más de 4.500 en titulaciones oficiales de grado y máster universitario; además de las titulaciones, oferta académica formada por 17 grados y 17 másteres universitarios, una plantilla de más de 300 personas, más los colaboradores externos que alcanzarían un total de casi 800 personas conformando la plantilla docente y de personal de administración y servicios de la UCAV. En total, cerca de 15 mil alumnos han pasado por las aulas de la UCAV durante estos 15 años.