Algunos comentarios positivos que merecieron mis breves apuntes sobre las lecturas de los domingos de cuaresma me han animado a hacer algo parecido con las de los domingos de pascua. Cuando escribí aquello no sabía muy bien si pretendía algo. Ahora confío en que estas reflexiones sirvan para facilitar una especie de sinopsis de las correspondientes lecturas de los domingos de este tiempo pascual. Es lo que se me ha valorado. Ya sé que esta sinopsis es subjetiva y parcial, con muchas limitaciones. Pero es lo que se me ha ocurrido y la pongo a vuestra disposición. Hago la advertencia de que cuando hay varias opciones de lecturas he tenido solo en cuenta la primera opción. Y eso refiriéndonos exclusivamente a la misa del día, no a la de la vigilia, si la hay.
El delicioso relato de la creación de Génesis 1 nos cuenta cómo Dios necesitó una semana para completar su obra creadora. Incluido el día de descanso. El relato no menos delicioso de Hechos 1-2 (cf. especialmente 1,3; 2,1) nos cuenta que la nueva creación requiere una semana de semanas (cuarenta días de manifestaciones: una especie de anticuaresma… hasta el día 50. La verdad es que los últimos diez días no sabemos muy bien en qué se nos van…). Con la diferencia de que aquí ya todo es día de descanso, de celebración, de gozar de la presencia divina. Todo está cumplido. Quedó cumplido en la cruz. Todo es domingo, día del Señor. La gran obra pascual no termina hasta el día 50 (pentecostés).
Vamos a comenzar ahora esa gran celebración. El gran domingo. El gran descanso. El
séptimo día. Siete semanas de pascua.
Emeterio Pato, Director del Secretariado de Pastoral Bíblica
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