Domingo de Ramos en la Catedral de Ávila

“La Pasión continúa también hoy”. Así lo ha explicado Mons. Gil Tamayo durante la homilía de una Misa de Domingo de Ramos vivida con emoción en la Catedral de Ávila, después de las circunstancias que hicieron que el pasado 2020 esta misma Eucaristía se celebrara a puerta cerrada debido al confinamiento.

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El obispo abulense ha querido reflejar en sus palabras lo que a su juicio es la “gran lección de la Cruz, seña de los cristianos”. “Cristo en la cruz nos da una lección de amor. A la cruz hemos de ir a aprender el amor sacrificado del hijo de Dios, que ofrece su vida, haciendo un sufrimiento vicario por toda la humanidad. Carga con todas nuestras dolencias”.

Unas dolencias que se hacen aún más visibles en este año muy especial para todos nosotros. “Y sobre todo – explicaba D. José María – para quienes están sufriendo de manera directa las consecuencias de esta pandemia. Especialmente los que están en los hospitales, y las familias de quienes nos han dejado. A todos ellos les tenemos muy presentes. Ellos también están completando en sus carnes la pasión de Cristo. Ese dolor, ese sufrimiento del mundo, ha sido asumido por Cristo, que ha tomado nuestras cargas, nuestras alegrías, nuestros gozos y nuestras preocupaciones”.

Frente a todo ese dolor, a este Viacrucis particular de nuestra propia existencia, propone Mons. Gil Tamayo aprender que la muerte, el sufrimiento, no tiene nunca la última palabra. “La cruz es el camino necesario a la victoria, a la resurrección. Por la cruz, a la luz”. Y esa es la esperanza del cristiano en medio de la oscuridad.

Fijándose en aquellas personas que aparecen en el relato de la Pasión de Cristo (y que las circunstancias nos impiden escenificar este año en nuestras calles), nuestro Pastor nos invita a aprender de cada uno de ellos, de sus situaciones particulares, que vemos reflejadas en ocasiones en nuestra propia vida. “Unas veces seremos Pilatos. Otras veces, las mujeres de Jerusalén. Otras, el buen ladrón. Otras veces seremos como Pedro, y lloraremos nuestros pecados ante la negación de Cristo en nuestras vidas, cuando vamos por delante con nuestras intenciones pero no nos siguen nuestras obras. Otras veces seremos como el resto de los discípulos, que dejaremos solo a Cristo en esta sociedad secularizada que quiere excluir a Dios. Otras veces seremos como Judas, que lo venderemos por cualquier placer pasajero, o por quedar bien, o por no manifestarnos como cristianos, optando por lo políticamente correcto. Otras veces pasaremos de largo ante esos Cristos, en los que se representa también, como verdaderos Pasos vivientes, momentos de pasión y  sufrimiento: en los pobres, en los enfermos, en los ancianos. La Pasión continúa hoy. Vayamos a aprender y saquemos la lección”.

Finalmente, hacía una invitación a los fieles para que pidan  a la Virgen “que nos deje acompañarla para recorrer esta Semana Santa cada uno de los días, con la proximidad de las lecturas bíblicas y de la liturgia, con una mayor interioridad, con un verdadero espíritu de conversión, con una verdadera acogida de Cristo Eucaristía, con una caridad comprometida”.