El obispo de Ávila, mediante la firma de un Decreto Episcopal, anuncia la suspensión de los actos y manifestaciones de culto organizados por parroquias, hermandades, cofradías y asociaciones de fieles en la vía pública durante la Cuaresma y la Semana Santa. Si bien, el mismo Decreto recuerda que la Semana Santa en sí no se suprime (las celebraciones litúrgicas se desarrollarán, como de costumbre, en los templos con las debidas limitaciones de aforo), sino únicamente las procesiones y actos que se desarrollan habitualmente en espacios públicos.
Mons. Gil Tamayo explica que se toma esta decisión dados los altos niveles de incidencia de la pandemia de la COVID-19, teniendo en cuenta la complejidad organizativa de las manifestaciones externas de la religiosidad popular que tienen lugar en la Cuaresma y la Semana Santa. Y todo ello después de haber consultado a las autoridades civiles y sanitarias, al Delegado diocesano para las Cofradías y la Religiosidad Popular y a la propia Junta de Semana Santa.
Una vez que se anuncia y decreta dicha suspensión de los actos y manifestaciones de culto en la vía pública durante la Cuaresma y la Semana Santa, el propio Decreto especifica la forma en la que se puede desarrollar este tiempo litúrgico en los templos.
De esta manera, en lugar de los actos en la vía pública, las cofradías y hermandades, de acuerdo con los párrocos donde tienen su sede, organizarán actos litúrgicos o de piedad en los lugares de culto, respetando siempre la normativa sobre el aforo y demás normativa sanitaria vigente en cada momento.
Asimismo, insiste el Decreto, la celebración litúrgica de la Semana Santa no queda suprimida. Se invita a todos los fieles, y en particular a los hermanos cofrades, a participar y a vivir con intensidad las celebraciones litúrgicas de la Cuaresma y el Triduo Pascual. Y se ruega que todos los fieles acudan con verdadero espíritu de conversión y las debidas disposiciones a la recepción del sacramento de la penitencia y la comunión eucarística, a fin de vivir este tiempo litúrgico con verdadero espíritu cristiano.
Una invitación que se hace extensiva también a la práctica activa de la virtud de la caridad, tan necesaria en estos momentos de crisis. Y es que, recuerda el Decreto, que la vivencia efectiva de la caridad es la señal visible de la autenticidad de nuestro culto cristiano. Por ello, se exhorta a los fieles a la generosidad de la limosna para con los pobres, especialmente a través de Cáritas, en este tiempo de pandemia.
Por último, desde dicho Decreto, el Obispo abulense anima a todos los fieles a intensificar la oración, con la intercesión de San José, pidiendo el final de la pandemia y el consuelo de todos los que sufren a causa de la misma.