Una vida consagrada a la Iglesia

Con mucha emoción vivió Silvia este viernes su consagración dentro del Orden de las Vírgenes, la primera en nuestra diócesis de Ávila. Una celebración sencilla, en la que destacó la presencia de jóvenes, muchos de ellos antiguos alumnos de la nueva consagrada, profesora del colegio diocesano “Asunción de Nuestra Señora”.

¿QUÉ ES EL ORDO VIRGINUM?

Todos estamos acostumbrados a la existencia de congregaciones religiosas, que forman parte de la vida cotidiana de la Iglesia. Sin embargo, en los orígenes del cristianismo no existían estas congregaciones, lo que existía era el Orden de las Vírgenes (y el de las Viudas). Eran mujeres consagradas totalmente a Dios en virginidad, que ya se mencionan en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas de San Pablo. En lugar de estar organizadas en congregaciones, dependían directamente del obispo y la diócesis y prestaron durante siglos servicios valiosísimos a la Iglesia.

Esta institución, sin embargo, terminó por caer en desuso y, a partir del siglo XIV, son muy pocos los casos de vírgenes consagradas de esta forma. El Concilio Vaticano II decidió recuperar el Ordo Virginum y, desde entonces, poco a poco, cada vez más mujeres van entrando en él. Actualmente, en España hay más de ciento cincuenta vírgenes consagradas.

Es una forma de vida consagrada reconocida por la Iglesia. Su regulación y configuración se contienen en el canon 604 del Código de Derecho Canónico y en el Ritual de la Consagración de Vírgenes promulgado el 31 de mayo de 1970. Sin embargo, una adecuada comprensión de este carisma de la Iglesia no puede darse sin la referencia a la Tradición de la Iglesia, expresada en la vida de las vírgenes cristianas de los primeros siglos y en los escritos a ellas dirigidos por los Santos Padres –S. Jerónimo, S. Cipriano, S. Ambrosio, S. Agustín, S. Juan Crisóstomo, S. Atanasio–, pues sólo así se entiende con absoluta claridad el significado, características, elementos constitutivos y espiritualidad de esta forma de vida consagrada. El Concilio Vaticano II en la S.C. nº 80 no ordenó que se “redactara”, que se “hiciera” un rito de consagración de vírgenes, sino que se “revisase el rito de la Consagración de Vírgenes, que forma parte del Pontifical Romano”. Cumplimiento de esta norma son precisamente el actual Ritual y el canon 604.

El Orden de Vírgenes comparte con las demás formas de vida consagrada – institutos religiosos, sociedades de vida apostólica, institutos seculares, eremitas– los elementos comunes a todas ellas, como pueden ser:

  • una forma de vida estable reconocida por la Iglesia públicamente
  • el seguimiento radical de Cristo, que se concreta en el compromiso públicamente manifestado de cumplir los consejos evangélicos mediante voto, promesa u otro compromiso análogo
  • su configuración en el orden carismático y no en el jerárquico de la Iglesia, pues la virginidad por el Reino de los cielos es un carisma, don del Espíritu Santo a su Iglesia
  • la persona es consagrada con un nuevo y peculiar título a Dios, que se tiene su fundamento en la consagración bautismal y se añade a ésta por un sacramental regulado por la Iglesia
  • constituye un signo de la respuesta de amor de la Iglesia al amor de Cristo