Celebración de los Ángeles Custodios, patronos de la Policía Nacional

Foto: Gonzalo González de Vega

La iglesia de San Pedro acogía esta mañana la Eucaristía en honor a los Santos Ángeles Custodios, patronos del Cuerpo Nacional de Policía. En Ávila, además, con una presencia importante de este Cuerpo, ya que la ciudad alberga la sede de la Escuela Nacional donde se forman todos los futuros agentes. Una celebración presidida por Mons. Gil Tamayo, en la que indicaba a los policías allí presentes que acudieran a ellos siempre que lo necesitaran.

“Yo sé que el Cuerpo Nacional de Policía lleváis muy dentro la devoción por los Ángeles Custodios. Lleváis y necesitáis esa protección especial. El común de los cristianos debiéramos tenerlos más presentes, porque Dios nos asigna un ángel a cada uno.  Yo os animo a acudir a los ángeles, en medio de vuestro trabajo. Un trabajo con tantos momentos de peligro, en el que ponéis por encima de todo el servicio público, la defensa de los ciudadanos, la defensa del orden constitucional justo y la defensa de los derechos fundamentales. Labor que exige incluso un sacrificio de vuestra propia vida”.

D. José María hacía hincapié también en la entrega y esfuerzo del Cuerpo de Policía, más que justificada a lo largo del tiempo, puesto que su trabajo “está avalado por una historia de hombres y mujeres que han dado su vida en aras a ese servicio a la sociedad. Tenéis detrás toda una historia de sacrificio”.

Asimismo, para quienes son cristianos, es también, afirmaba, el ejercicio de una profesión noble: “una profesión de servicio que, si hay una fe cristiana que la ilumina, tiene también un sentido santificador. Dios no va por un lado, y el ejercicio de la justicia y el servicio al bien común va por otro. No puede haber en nuestra vida una esquizofrenia, como si ser cristiano fuera sólo una cosa para uso privado, simplemente para rezar unas oraciones por la noche antes de acostarnos, y después nuestra vida fuera por otros derroteros. Dios tiene que estar metido en medio de vuestra vida. Dios tiene que conformar para un creyente cualquier profesión noble en un servicio a ese bien común, una razón de ser por la que estamos puestos en la vida. Como decía Calderón de la Barca, todos tenemos un papel en el gran teatro del mundo”

La Eucaristía ha terminado con el homenaje a los caídos, simbolizado en una ofrenda floral ante la imagen del Ángel custodio que presidía hoy el altar.