Andando por los caminos de Santa Teresa de Jesús

La idea surgió el año del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, y se cristalizó después durante el primer Año Jubilar Teresiano. La ruta “De la cuna al sepulcro”, que une las dos localidades clave en la vida de Santa Teresa de Jesús (Ávila y Alba de Tormes), está ya plenamente asentada, y cada año cientos de peregrinos recorren sus diferentes etapas.

Ana Isabel Velázquez forma parte de la Asociación De la Cuna al Sepulcro. Nos cuenta que, aunque “es cierto que notamos una mayor afluencia durante el Año Jubilar, es cierto que durante todo el año han estado pasando peregrinos por nuestros caminos. Es una ruta que está empezando a ser bastante conocida. Una ruta que les gusta bastante a los peregrinos porque ven que la mayor parte de los kilómetros de su recorrido los hizo la propia Santa. Y claro, eso te llega de un modo muy especial a tu corazón”.

En 2018, la Asociación planteó una opción más. Nacieron las Jornadas de peregrinación y Cultura, apoyadas por las Diputaciones de Ávila y Salamanca, con el objetivo de fomentar no sólo la cultura de nuestros pueblos, sino sobre todo poner el énfasis en la raíz espiritual de lo que implica una peregrinación. “Aunque es un camino autónomo y está perfectamente señalizado, queríamos dar mucho más a conocer esta ruta. Nos demandaban los peregrinos una ruta organizada, pero que no fuera seguida. Que pudieran conocer poco a poco el camino”.

De esta manera, la peregrinación se abre a todos. “La gente mayor y los niños no podían seguir el ritmo de 4 ó 5 días de una peregrinación normal, haciendo 25 km cada día. Ahora, con estas Jornadas, tenemos muchos peregrinos mayores y pequeños. Para ellos así es mucho más fácil, porque son rutas que se hacen una mañana de sábado, y luego ya descansan hasta el mes siguiente, donde hacen otro camino un sábado… Y así hasta completar la ruta entera durante varios meses”.

Ver una ruta de estas características con los ojos de un niño es algo muy especial, según destaca Ana. Y es que para ellos es toda una experiencia. “El año pasado ya dimos la Andariega (la certificación de haber completado la ruta) a seis niños, que en total se habían hecho más de 100 kilómetros a pie. Es muy ilusionante para ellos, primero porque se dan cuenta de que resisten igual que los mayores; pero también porque comprueban lo que significa Santa Teresa para todo el mundo que va en ese camino”. Y es que la mayoría de los que hacen esta ruta es porque verdaderamente “quieren a Teresa”.

Pero la peregrinación va mucho más allá. “No se trata sólo de conocer el camino de Santa Teresa pasito a pasito, sino que la gente conozca in situ, en cada pueblo, lo que hizo Teresa. Por eso, cada sábado, cuando termina el camino a pie, hay un acto cultural que nos muestra cómo vivió la Santa en esa zona, y qué significó esa zona para la Santa”.