
España atraviesa un proceso inédito de fragmentación social, con una clase media en retroceso y una de las mayores tasas de desigualdad de Europa. Según el IX Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social, presentado por Cáritas Española, la exclusión severa afecta ya a 4,3 millones de personas, un 52% más que en 2007.
El estudio, elaborado por 140 investigadores de 51 entidades, revela que los principales motores de la exclusión son la vivienda inaccesible y el empleo precario. Casi la mitad de los trabajadores (47,5%) sufren algún tipo de inseguridad laboral y el 45% de los inquilinos está en riesgo de pobreza, la cifra más alta de la UE.
Otros factores como el nivel educativo, el origen familiar, la salud y las relaciones sociales agravan las brechas. La exclusión se hereda: quienes no superan la ESO tienen un riesgo 2,7 veces mayor de pobreza, y los hijos de padres con baja formación duplican las probabilidades de exclusión.
El informe alerta del aumento del aislamiento social, especialmente entre los hogares encabezados por mujeres y las personas inmigrantes. Casi la mitad de los inmigrantes (47,4%) vive en exclusión, y entre las mujeres el porcentaje alcanza el 21%.
Los jóvenes y la infancia son los grandes perdedores: un tercio de los excluidos severos son menores y la tasa de pobreza infantil se sitúa en el 29%.
FOESSA advierte que España enfrenta una “sociedad del desasosiego”: ecológicamente insostenible, anímicamente agotada y socialmente fragmentada. Reclama un cambio de paradigma hacia una “democracia del cuidado” que priorice la justicia social, la sostenibilidad y la cohesión comunitaria.