Este sábado 8 de febrero celebramos la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita. Por ello, también hoy la Iglesia celebra la Jornada Mundial contra la Trata de Personas. Una cita que propuso hace 11 años el Papa Francisco, y que en este 2025, en el marco del año Jubilar, lleva como lema «Embajadores de la Esperanza: juntos contra la trata de personas». En el útimo programa de “El Espejo de Ávila” charlamos con la religiosa adoratriz Ana Almarza, que es también la responsable de Trata del Secretariado de Pastoral de Migraciones de la diócesis. Y es que las Madres Adoratrices llevan ya desde el siglo XIX ayudando a mujeres víctimas de la trata. Ella misma nos indicaba cómo este drama está hoy más vigente que nunca.

– ¿Cómo es posible que siga existiendo gente que comercie con la vida de otra?
– Esa es una pregunta que nosotras nos hacemos, ¿verdad? ¿Cómo el ser humano es capaz de hacer daño a un hermano suyo, a otro ser humano? Entendemos o creemos que es la falta de respeto, la falta de sensibilidad, la falta de humanización, porque estamos haciendo daño a un ser humano, a una mujer o a un hombre que para los creyentes es hermano y hermana nuestra. Es difícil de entender. Nos tendríamos que hacer la pregunta a cada persona. Es complicado.
– ¿De qué manera podemos detectar que una persona es víctima de trata?
– Es un proceso bastante complicado y cada vez más complejo porque ni siquiera a veces la mujer o el hombre se considera o sabe que es víctima de la trata. ¿Por qué? Porque las formas de engaño ahora cada vez son más sutiles. Pero cuando preguntamos por ejemplo si una mujer viene normalmente de otro país y no sabe dónde está, no sabe qué le ha pasado, le han quitado la documentación, le han dicho que venía a España a trabajar de una cosa y se encuentra a lo mejor en un club, en un piso ejerciendo prostitución o en la mendicidad. Pero sí, cada vez es más complicado el detectar y el ver que sean víctimas porque ni siquiera digo que las personas son conocedoras de que son víctimas porque cada vez es más sutil la forma del engaño y nosotros estamos atentas a las nuevas variantes que aparecen.
– Ellos no son conscientes en muchas ocasiones, pero ¿y nosotros somos realmente conscientes de este problema y de lo cerca que lo tenemos tantas veces?
– Creo que no es mejor ciego o peor ciego que el que no quiere ver. Yo llevo ya trabajando desde 1999 que nos estábamos encontrando cosas diferentes en España con mujeres que ejercían prostitución y en el 2020 Palermo ya dio la definición de trata. Los medios de comunicación continuamente nos están diciendo que se desmantelan redes. El Papa Francisco lleva años diciendo mucho sobre este tema. De hecho,esta va a ser la novena jornada de la trata. Francisco escribe muchísimo sobre trata. Por eso digo que conocedores somos. La tenemos cerca. En Ávila hay personas que son víctimas de trata, pero como que es un tema que o no queremos ver o no entendemos. Y luego, pues los que utilizan a las mujeres, pues no quieren ser conocedores del daño que hacen, porque yo creo que somos conscientes, ¿no? Que cuando a una persona la cosificamos, la compramos, la maltratamos, yo creo que en el corazón sí que nos damos cuenta de que esto lo estamos haciendo mal.
– El Papa también nos pide no ser cómplices. Pero ¿qué podemos hacer realmente nosotros?
– Pues, como cristianos, lo primero es rezar por nuestros hermanos y hermanas que están siendo víctimas de la trata. También rezar por quienes hacen posible la trata, por los tratantes, los traficantes, que aunque no nos guste, el Papa también nos lo dice: son hermanos nuestros que necesitan nuestra oración y nuestra conversión. También, si conocemos a alguien que de repente nos dice que se acerca a un club … porque hay en conversaciones que estas cosas aparecen y se van, pues poder contarlo y decirles la realidad en este sentido.