La comunidad de Madres Carmelitas del convento de San José (primera fundación de Santa Teresa), quiere invitarnos a todos los abulenses a una Eucaristía de Acción de Gracias por la reciente beatificación de Ana de Jesús, carmelita, hija de esta casa y discípula de la Santa, de la que fue su “mano derecha”. Fue el pasado 29 de septiembre, en su viaje a Bélgica, cuando el Papa Francisco beatificó a esta carmelita, de la que destacó su “modo de vivir”, que “contribuyó a realzar la Iglesia en un momento de gran dificultad”.
Esta celebración, organizada por la Orden del Carmelo, tan importante para la propia Orden y para toda la comunidad de carmelitas de Ávila por lo que significa para su historia y tradición, tendrá lugar el próximo sábado 26 de octubre, a las 12:30 horas, en la iglesia del convento de San José. Estará presidida por el Cardenal Arzobispo emérito de Valladolid, D. Ricardo Blázquez. Asimismo, concelebrará el superior de la Provincia Ibérica del Carmelo, el Padre Francisco Sánchez Oreja, quien ha invitado a esta celebración a aquellos carmelitas que este año cumplen sus bodas de oro y plata.
Beata Ana de Jesús, hija del convento de San José
Nacida en Medina del Campo en 1545 y fallecida en Bruselas (Bélgica) en 1621, la beata Ana de Jesús es una de las hijas predilectas de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz. Fue la gran propagadora de los escritos teresianos tanto en España como en Europa.
A los nueve años perdió a su madre, quedando ella y su hermano bajo la tutela de la abuela materna. Desde muy joven manifestó una arraigada tendencia a cultivar una profunda y honda espiritualidad, que chocaba frontalmente con las aspiraciones de su abuela, que siempre soñó para ella un “matrimonio feliz”.
Con 24 años, tomó el hábito del Carmelo. Pocos días después, Santa Teresa de Jesús, al regresar al monasterio de San José desde Toledo, conoció a la que sería una de las carmelitas descalzas de primera hora, una de sus hijas más ilustres, fiel colaboradora y defensora de su carisma tras su muerte. Entró en el convento de San José, en Ávila, y aquí estuvo hasta que la Santa se la llevó a Salamanca.
La religiosa, llamada cariñosamente “la capitana de las prioras”, fue fundadora de muchos Carmelos Descalzos. Fundó en Granada con san Juan de la Cruz a petición de Santa Teresa. Llevó el Carmelo Descalzo a Madrid. Desde Salamanca fundó en Paris, Pontoise y Dijon. También, instauró el Carisma Teresiano en Bruselas y Lovaina. Su amistad profunda con San Juan de la Cruz hizo que el místico de Fontiveros dedicara a la Beata Ana el Cántico Espiritual, y Fray Luis de León su libro sobre Job.
“Un ejemplo de santidad femenina”
En su viaje a Bélgica, el pasado 29 de septiembre, el Papa Francisco beatificó a la carmelita Ana de Jesús, en la misma tierra donde floreció su testimonio. Y pidió que acojamos todos con gratitud el modelo de “santidad femenina” que nos dejó, delicado y fuerte al mismo tiempo.
“En un tiempo marcado por escándalos dolorosos, dentro y fuera de la comunidad cristiana, ella y sus compañeras, con su vida sencilla y pobre, hecha de oración, de trabajo y de caridad, supieron traer de nuevo a la fe a tantas personas, hasta el punto de que alguno definió su fundación en esta ciudad como un “imán espiritual”. Por elección, no ha dejado escritos. Se comprometió más bien en poner en práctica lo que ella a su vez había aprendido (cf. 1 Co 15,3), y con su modo de vivir contribuyó a realzar la Iglesia en un momento de gran dificultad.”