“Vía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla. […] No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman Querubines […]. Viale en las manos un dardo de oro largo, y al fin de el hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios.”
(Libro de la Vida, capitulo XXIX)
Así narraba la propia Santa Teresa el episodio de la Transverberación, ocurrido en su celda del Monasterio de La Encarnación (Ávila) en torno a 1562, y que celebramos cada 26 de agosto.
La Transverberación es una experiencia mística consistente en un fenómeno en el que la persona que alcanza una íntima unión con Dios siente como si le traspasaran el corazón con una flecha y fuego ardiente. La propia Santa Teresa, después de este episodio en La Encarnación, lo sintió un par de veces más en distintos lugares. Tal es la plasticidad y el misticismo de este hecho, que ha sido plasmado en numerosas ocasiones por grandes artistas: el más conocido, el “Éxtasis de Santa Teresa” de Bernini.
Por ello, desde la semana pasada, esa misma capilla de La Encarnación ha estado acogiendo un solemne Decenario, que ha estado presidido cada día por diferentes presbíteros (entre ellos, el provincial de los Carmelitas en España, el Padre Francisco Sánchez Ojeda), y nada menos que cinco obispos distintos: el presidente de la Conferencia Episcopal y Arzobispo de Valladolid (Mons. Luis Argüello), el obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo (el abulense Mons. Retana), el obispo de Alcalá (Mons. Antonio Prieto), y nuestro obispo Don Jesús. Hoy lunes se completará este Decenario en la fiesta de la Transverberación con la Eucaristía que presidirá el obispo de Córdoba. Mons. Demetrio Fernández, a partir de las 20 horas.