Más de 12 mil alumnos de toda la provincia de Ávila están cursando la asignatura de Religión Católica en este curso 2022/2023 en los centros públicos y concertados, lo que supone el 65% del total del alumnado. Esta cifra, que ha descendido mínimamente respecto al curso anterior, sitúa a nuestra provincia tres puntos por debajo de la media regional (68.47%), pero ocho puntos por encima de la media nacional (57 %).
Desglosando las cifras, son en concreto 7.556 alumnos en la pública (repartidos en 78 centros), y 4.708 en la concertada (con 9 centros, 2 de ellos diocesanos) los que estudian Religión Católica en los distintos niveles que van desde Infantil hasta Bachillerato. Son datos que ha aportado la Delegación de Enseñanza religiosa escolar de la Diócesis, recogidos de los centros públicos y concertados de nuestra provincia.
Tanto en la pública como en la concertada, el mayor número de inscritos se registra en la etapa de Primaria, con 3.655 y 2076 respectivamente, seguida de Secundaria, con 2.378 y 1.663. Destaca también el hecho de que en Bachillerato hay más de un 60% de alumnos inscritos en esta materia.
Estos datos arrojan, un año más, una respuesta positiva de las familias abulenses y los propios alumnos a esta propuesta formativa. Y es que la asignatura de Religión y Moral Católica, de oferta obligatoria para los centros y de libre elección para los estudiantes, aglutina a casi siete de cada diez alumnos matriculados en Educación Infantil, Educación Primaria, educación Secundaria y Bachillerato en la provincia de Ávila. Esto nos muestra que las familias siguen considerando que la Enseñanza Religiosa Escolar católica es un elemento decisivo para la formación integral de sus hijos.
Pese al descenso también regional, satisfacción con los datos
En reunión mantenida en Tordesillas, los delegados diocesanos de enseñanza de Castilla y León han analizado la nueva situación en la que se encuentra la enseñanza de religión católica en el modelo escolar constatando que, aunque la LOMLOE se ha incorporado a los centros educativos con más dudas que certezas, la respuesta de las familias a la oferta del área de religión sigue siendo buena en el conjunto del territorio regional: 162.568 alumnos, es decir el 68,47% del alumnado del sistema escolar obligatorio, cursa el área de Religión en la Comunidad.
Pese al notable rechazo social que generó la llamada Ley Celáa, y que en algunas comunidades autónomas ha producido un evidente deterioro en la enseñanza de religión, los responsables de educación en las diócesis reconocen que el diálogo permanente con la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León ha permitido mantener prácticamente la misma carga lectiva de la asignatura en todos los niveles y avanzar en la búsqueda de un modelo de respeto hacia la efectiva libertad de elección de las familias y de la normalización progresiva del estatus del profesorado de religión. En este sentido, los delegados diocesanos indicaron que en próximas jornadas se reunirán de nuevo con miembros de la consejería para presentarles propuestas concretas de mejora en orden a diseñar el marco escolar en el que se impartirá el área en el curso 2023-24.
La valoración, por tanto, de los datos de matriculación en la clase de Religión a nivel de la comunidad es satisfactoria, aunque no cabe duda de que se ha producido una disminución porcentual de matriculación que responde a razones sociológicas y, como no podía ser de otra manera, a una mala solución legislativa por la excesiva politización de la enseñanza de la religión que en poco ayuda a su definitiva normalización. En este sentido, una vez más, los delegados diocesanos de Castilla y León invitan a los diferentes actores de las administraciones educativas a buscar soluciones en los modelos escolares europeos que, en la gran mayoría de los casos, integran perfectamente la asignatura en el sistema escolar.
En otro orden de cosas, las delegaciones diocesanas de enseñanza reconocen y agradecen el enorme esfuerzo realizado en este curso por los profesores, que han participado en un exigente proceso de inmersión en la pedagogía de la LOMLOE para contribuir desde el área de religión a la construcción del perfil de salida de los alumnos tal y como plantea la nueva ley.
Para el próximo curso los delegados diocesanos seguirán insistiendo en que la clase de religión no se reduce a un anuncio confesional del Evangelio, sino que asume e integra la experiencia religiosa cristiana en la cultura y ofrece una formación decisiva en la construcción de la identidad personal y social del alumno. Solo desde ese diálogo con la cultura se evitará la fragmentación dándole al ser humano la posibilidad de alcanzar su desarrollo pleno. Así, pues, los delegados plantean que la clase de Religión en Castilla y León sea una llamada a provocar un diálogo entre la fe, la razón y las ciencias para seguir creando espacios donde quepamos todos, fomentando la cultura del encuentro, de la creación de redes y de la acogida.
En este nuevo escenario curricular, los delegados diocesanos preparan ya un encuentro regional de profesores que será previo a un congreso de carácter nacional en el que se compartirán buenas prácticas docentes que ayuden a mejorar la calidad de la formación del profesorado para que esta redunde en el mejor servicio a la educación de sus alumnos.