“¿Es posible una Navidad feliz?”. Con estas palabras ha comenzado el mensaje de Navidad de nuestro Administrador Diocesano, que ha compartido junto al Belén del Obispado en su tradicional encuentro navideño con los medios de comunicación.
Mons. García Burillo compartía sus reflexiones sobre este tiempo, en el que hay razones, decía, para el temor y razones para la esperanza. “Los que somos mayores hemos vivido una transformación social demasiado radical, que va girando por completo el sentido de nuestras vidas. Desde una situación represiva en nuestros años jóvenes, a una situación de democracia y concordia, y en los últimos años a un giro social y cultural, entre crisis económicas y de salud, que tanto afectan a la vida de las personas en sus creencias y en su convivencia. Cultivamos el odio y la separación”.
Frente a este panorama poco halagüeño, mostraba Don Jesús las razones para la esperanza, que nos llegan “de la visita de un Dios lejano que cada año se hace cercano a nosotros, tomando nuestra misma realidad en la figura de un niño que nos trae salud y salvación. Tan cerca de nosotros tenemos a Dios, tan cerca la felicidad”.
Por eso, pedía a todos los abulenses salir al encuentro “de Aquel que nos libera de toda tristeza y desánimo. Cada acontecimiento y cada hombre y mujer están cargados de humanidad y trascendencia. Encontramos la felicidad cuando nos entregamos con pasión a vivir cada momento de nuestra existencia y nos acercamos a aquel que espera nuestra mano tendida, nuestro afecto o nuestra amistad”.
“Hay que seguir esperando para el nuevo Obispo”
Tras el mensaje de Navidad, los periodistas han aprovechado para hacer la pregunta que más se repite entre los abulenses en los últimos meses: ¿para cuándo llegará un nuevo obispo?. “Esto no es como el Adviento, que el Señor viene a plazo fijo”, bromeaba, recordando que actualmente estamos en ese tiempo de provisión del nuevo obispo, y que los trámites ordinarios suelen durar entre seis meses y un año. “Y llevamos sólo un par de meses así, por eso hay que esperar”.
Un trámite que es costoso, pues se realizan muchas consultas al respecto. Y por la situación actual de España, en la que hay una decena de obispos en la misma situación, “y otros tantos que estarán igual el año que viene. Así que el Nuncio está teniendo mucho trabajo”.
Tirando de sentido del humor, y arrancando las sonrisas de los periodistas, Mons. García Burillo confesaba que su nombramiento como administrador diocesano le ha cogido “con un poco de pereza, la verdad, tras nueve meses como emérito, pero ya me estoy entrenando y situando a la vez”, recordando que ya tiene experiencia como Administrador tanto en Ávila como en su etapa en Ciudad Rodrigo. Y afirmaba encontrarse en un estado de salud “relativamente bueno” a sus 80 años, por lo que continuará “hasta que el Señor diga”.