120 mil euros para conservar el patrimonio de nuestros pueblos. Es la suma total de la aportación de Diputación y Diócesis (60 mil euros cada institución) al convenio de restauración de templos no declarados BIC, y que este año permitirán reparar las cubiertas de las parroquias de Villanueva del Campillo, Muñotello y Cabezas del Pozo.
“Esta firma es, principalmente, un signo de colaboración. Porque cuando se suma, las cosas van mejor. Sobre todo, quienes se benefician son los ciudadanos, en este caso las comunidades cristianas de nuestros pueblos”, destacaba el obispo de Ávila, recordando asimismo que este tipo de acuerdos entre instituciones se derivan del principio constitucional que establece los cauces de colaboración con total independencia con distintas confesiones, en especial con la Iglesia católica. Mons. Gil Tamayo recordaba cómo la diócesis dedica 2/3 del dinero que recibe de la X de la Renta precisamente a la conservación del patrimonio. “¡Vaya si necesitamos ayuda!”, afirmaba.
Para D. José María, las iglesias de cada pueblo constituyen un “referente artístico y cultural” para sus gentes, vinculado estrechamente a su seña de identidad, “porque cuando buscas el nombre de uno de estos pueblos en Wikipedia, sale siempre una foto de su ermita o de su iglesia”. “Son piedras vivas, pues se vinculan estos templos a sus señas de identidad, a la par que suponen un reclamo y un aporte al desarrollo del territorio a través del turismo cultural y sobre todo religioso”.
Mons. Gil Tamayo agradecía el aporte de Diputación, “que nos pone en plataforma de poder asistir a estos tempos”, a la par que hacía hincapié en la “conciencia de cuidado por parte de la Iglesia, principalmente del mantenimiento de las estructuras de estos templos, que hace que pervivan”.
Por su parte, el Ecónomo de la diócesis detallaba el procedimiento por el que se realizan estas obras de mantenimiento: la Comisión de Obras de la diócesis, creada hace 7 años, se reúne cada 15 días y analiza por orden de urgencia qué intervenciones se necesitan. “Estamos anteviniendo en unos 30 pueblos cada año. Teniendo en cuenta que hay 266 parroquias, necesitaríamos unos 10 años para dar una vuelta a todas las iglesias y templos”. D. Alejandro Jiménez calificaba de “medianamente bueno” el estado de los templos de los municipios más grandes, y en “malo” en los pueblos más pequeños. “Esto supondrá un problema de futuro, con templos de gran valor, que se encuentran en localidades con pocos habitantes y que no pueden ayudar a su conservación”.
La Diputación provincial lleva varias décadas manteniendo este “compromiso con la diócesis por nuestros pueblos”, como destacaba su presidente. Carlos García definía las iglesias y templos de estas localidades como “lugares de convivencia, de socialización, donde hemos profesado nuestra fe, nuestras tradiciones y nuestra cultura”. “Tenemos un amplio patrimonio de interés cultural en la provincia, pero también existe una gran cantidad de iglesias y ermitas que no son BIC pero merecen el mismo cuidado y cercanía de la Diputación”.