“Tened mucho cuidado. Una forma de cariño es cuidarnos y cuidar a los demás. Y mantener y seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias”. Es la petición que ha hecho nuestro obispo D. José María a todos los abulenses junto al Belén del Obispado. En el tradicional encuentro navideño con la prensa, Mons. Gil Tamayo pedía esta precaución ante el aumento de contagios de la sexta ola de la pandemia de COVID. Una pandemia de la que “estamos cansados, que está dejando un reguero de sufrimiento, de descalabro económico”, recordando lo que supone para una provincia como la nuestra, con el peso que tiene la hostelería. Pero, principalmente, por el dolor que está suponiendo para tantas personas que han perdido a sus seres queridos a lo largo de este año, a quienes el prelado abulense ha querido mostrar su cercanía.
Junto al deseo “no sólo de una feliz y santa Navidad, sino de una Navidad en familia”, D. José María ha querido también hacer una llamada a la esperanza. “Tenemos mucho por delante, muchas posibilidades”.
Y ese “mucho por delante” incluye los nuevos proyectos para el nuevo año que está por comenzar. Entre ellos, su visita pastoral a la diócesis, que se ha ido posponiendo por la pandemia, y de la que afirma tener “muchas ganas”. Y es que, pese a reconocer haberse ya “pateado” toda la diócesis, quiere ahora recorrer más tranquilo todos los pueblos y parroquias. “Ahora quiero sentarme en cada parroquia con la gente que esté allí, con los enfermos, quiero escuchar a los niños, a los catequistas… Quiero ver la vida y el pulso de todas las parroquias de Ávila. Combinaré las parroquias de las ciudades y pueblo grandes con las de los pequeños”.
También ha recordado su próxima visita al Papa Francisco, enmarcada en las Visitas Ad Limina que están haciendo todos los obispos españoles. Un encuentro que se realiza cada cinco años, y que también ha tenido que posponerse por la pandemia. Ahora, tras haber ya enviado a Roma los informes preceptivos sobre el estado de la diócesis, D. José María se encontrará a finales de enero con el Santo Padre, al que ha asegurado que trasladará de nuevo su petición de que visite Ávila.
Sobre sus deseos para el nuevo año, nuestro obispo insistía que el primero es pedir “que salgamos de la pandemia, que vuelva la normalidad, que se encuentre una solución no sólo que nos preserve del COVID sino que cure a los que lo tienen de manera eficaz. Y por supuesto, el gran anhelo de la humanidad, que es la paz, entre los estados, entre las familias y la paz en el corazón de las personas. Y que se superen las desigualdades, que existen. Y no quisiera yo que nuestra solidaridad tuviera fecha de caducidad el día siguiente de la fiesta de Reyes, sino que están los organizaciones, y entre ellas por parte de la Iglesia Cáritas, para quienes no tienen ni lo indispensable”.
Que prime “el bien común” ante las nuevas elecciones en Castilla y León
Ante las preguntas de los periodistas sobre la situación política actual tras la convocatoria de elecciones en Castilla y León, Mons. Gil Tamayo reconoció no haberse sorprendido por la noticia. “Uno observa. Tengo la obligación como obispo de callarme, pero no me he quitado el olfato periodístico. Entonces veo comportamientos, veo declaraciones, veo nerviosismos, lenguajes cruzados, … Umberto Eco decía que los medios se han convertido en una especie de partido de tenis, en que se lanzan mensajes los políticos como pelotas, y el público asistimos siguiendo con nuestra mirada la dirección de la pelota en la cancha. Pero los periodistas sí sabemos quién tiene el servicio y quién responde”.
Ante este nuevo proceso electoral, que “forma parte de la vida de un pueblo que decide y elige a sus representantes”, D. José María expresaba su deseo de que hubiera “buen tono y que la confrontación política no se vaya a malas maneras, sino que el lenguaje y las actitudes sean de concordia. Tenemos que eliminar la expresión “interés general”, porque al final es la suma de los intereses de cada uno. Y cambiarnos a la vieja denominación de “bien común”, algo que es bueno para todos. El interés no sabemos si es bueno o malo, pero en cambio el bien, si es común, es bien para todos. Es lo que deseo: que busquemos todos el bien común, y que los ciudadanos puedan decidir con libertad y responsabilidad. Los creyentes también, por supuesto, con sus convicciones que se trasladan a sus decisiones.. La fe no se queda colgada en una percha”.