Los templos parroquiales de Orbita, Castilblanco, San Bartolomé de Tormes, El Bohodón y Mediana de Voltoya serán restauradas gracias al convenio firmado hoy entre la Diócesis y la Diputación provincial.
Se trata de templos “sencillos”, no declarados monumentos ni bienes de interés cultural (BIC), pero de gran valor sentimental para estos cinco pueblos”, como ha destacado nuestro obispo. “Nos dedicamos fundamentalmente a preservar nuestros edificios religiosos más humildes del deterioro y del paso del tiempo y se hace en los pueblos más pequeños sobre los templos más pequeños”, destacaba D. José María. Y es que las obras serán destinadas fundamentalmente a arreglos en cubiertas y tejados de los citados templos. Cada institución aportará 60 mil euros, llegando así la inversión total a 120 mil euros.
Son 24 años los que lleva vigente este convenio, que supone una colaboración fundamental entre instituciones. Nuestro obispo señalaba el hecho de que la diócesis destina gran parte de sus presupuestos a la preservación de su patrimonio y “encontrar en ese camino la ayuda de la Diputación de Ávila es contribuir al desarrollo de nuestra provincia (…) Estamos, por lo tanto, ante una dimensión importante religiosa, pero también histórico cultural y también económica de revalorización de nuestro territorio”. Un desarrollo al que, recordaba, contribuye en gran medida la Diócesis, siendo la institución que más empleo genera, después de la administración pública. “Los cálculos para el próximo año alcanzan unos 20 millones de euros en sueldos de los trabajadores de la Diócesis, con el peso socioeconómico en nuestra provincia”, destacó D. José María.
Mons. Gil Tamayo destacó de nuevo el hecho de que el 80 por ciento del patrimonio cultural y artístico de Castilla y León es eclesiástico, siendo asimismo el mayor de España. “Es el gran activo que no solo expresa el ámbito religioso sino también expresa un alto valor añadido económico, porque supone la revalorización de los territorios en los que está y la atracción del turismo y sobre todo el fortalecimiento del sector servicios, tan castigado durante esta pandemia”.
Y es que esta tierra nuestra no se entiende sin la referencia al cristianismo. “Incluso los que viven al margen de esto, viven en un contexto cultural que ha sido cristiano y es cristiano. Esto tiene una manifestación externa visible, incluso se sobrepone al resto de las edificaciones y son nuestras iglesias, que expresan la fe y la tradición de un pueblo. Para la gente que por desgracia ha tenido que emigrar, cuando vuelven en los veranos (y esperamos que vuelvan muchos este año), es el referente del pueblo. Por eso se implican y quieren conservarla”.
Por su parte, el presidente de la Diputación Provincial insistió en la idea de la necesidad del mantenimiento de las iglesias y ermitas no declaradas BIC, que “también merecen nuestro cariño y atención”, como parte de un compromiso a la hora de cuidar el legado arquitectónico y patrimonial de la provincia. A ellas se refería Carlos García como “sedes de convivencia”. “Son miles de lugares donde generaciones de abulenses se han reunido para orar, para celebrar la vida, para expresar su fe, su tradición, su cultura y también para despedir a los seres queridos. Más allá del legado arquitectónico o patrimonial las iglesias son centros de convivencia, centros sociales que durante estos últimos meses de la pandemia de la Covid-19 han tenido que cerrar sus puertas lamentablemente. También las iglesias han labrado esa comunicación necesaria para seguir trabajando y labrando esta tierra”.