Un comedor social y la remodelación de la atención primaria: la respuesta de Cáritas para una mejor atención a las familias vulnerables

Estamos ya preparando la Navidad, con la esperanza que supone la venida del Señor. En este contexto, Cáritas quiere comenzar una campaña de sensibilización. No tanto de recogida de enseres o alimentos, sino de un cambio profundo y sincero del corazón. Lleva por nombre “En Cáritas queremos la mejor respuesta: alimentación con autonomía y dignidad”.

“Como Iglesia, no tenemos soluciones generales a todos los problemas de la gente. Pero sí podemos recordar y poner en valor que el bien común nos atañe a todos”, recuerda Antonio Luis Nicolás, delegado episcopal de Cáritas diocesana de Ávila.

Con ese objetivo de trabajar para dar esa mejor respuesta, y en un año en el que la ayuda a los más necesitados se ha puesto de nuevo en primera línea de la actuación de la Iglesia abulense, Cáritas ha rediseñado todo su programa de atención primaria y acogida para poder dar una mejor atención y un servicio más adecuado. El fin último: que nadie tenga que pasar ni un solo día sin comer.

Este es el vídeo de la campaña. Y más abajo seguimos contándote en qué consiste.

DE ECONOMATO A DISPENSARIO

Lo que hasta ahora se conocía como el Economato Social (ubicado en la Avenida de Madrid) pasa a ser un dispensario, donde se recepcionan todas las donaciones que proceden de empresas de Ávila y de particulares. Junto a ello, las familias atendidas por Cáritas dispondrán también de una tarjeta monedero con la que podrán completar sus compras.

El procedimiento es muy sencillo. Una familia que solicita ayuda de alimentos a Cáritas lo primero que se va a encontrar es una valoración por parte de las trabajadoras sociales, en función del número de miembros, los ingresos de que dispongan, etc. Tras ello, será derivada al dispensario, donde se le facilitarán los alimentos de los que se dispongan en ese momento gracias a las donaciones. Esa familia podrá completar su compra con la tarjeta monedero en distintos pequeños comercios de Ávila, eligiendo aquellos alimentos que le falten por no estar disponibles en ese momento en el dispensario (por ejemplo, leche o alimentos frescos), así como otros que se adecúen a sus gustos o costumbres culturales.

El actual modelo se basa en ayudas en especie. Esto hacía que las familias tuvieran que elegir su compra entre los productos que tuvieran en ese momento en el Economato. Por eso es fundamental avanzar en innovación. “La idea que nosotros teníamos era dar un paso más: que las familias puedan elegir. Igual que nosotros podemos comprar libremente en un supermercado y elegir aquellos productos que más nos gusten”.

Esta campaña de sensibilización busca también donaciones económicas que puedan ir a parar a esas tarjetas monedero para las familias, para que puedan hacer la compra como los demás. De esta manera, se dignifica ese estigma social que se crea en las familias que acuden  en busca de alimentos: no sólo darles la bolsa con comida, sino facilitar que ellos puedan elegir su propia lista de la compra.

EL COMEDOR SOCIAL: LA GRAN NOVEDAD

Junto al cambio en el modo del reparto de alimentos, Cáritas renueva asimismo el programa “nadie sin hogar”. Un programa que se compone de dos grandes bloques:

Por un lado, el alojamiento para los sin techo. En este caso, el cambio radica en la colaboración con distintos hostales abulenses. “La gente que viene de paso de otras ciudades, que no tiene casa ni sitio donde acudir, se derivan a un hostal de la ciudad, al que Cáritas abona ese alojamiento”, explica María. En este momento, el perfil de quienes utilizan este programa ha ido evolucionando, y no se trata únicamente de personas sin hogar: “nos estamos encontrando con familias que, por circunstancias excepcionales, se encuentran sin vivienda en un momento puntual, y a la espera de un recurso mucho más específico, tenemos que echar mano de este servicio de Cáritas”.

Por otro, una de las grandes apuestas de Cáritas diocesana de Ávila, puesta en marcha en plena pandemia: la apertura de un comedor social. Hasta ahora, el comedor que gestionaba Cáritas en el albergue de transeúntes era únicamente para aquellas personas que hacían uso de dicho albergue. Pero en estos momentos, se ha abierto ampliamente el abanico. Cáritas está atendiendo a familias vulnerables con menores, e incluso a personas mayores que están esperando una resolución administrativa de su situación de dependencia y no disponen de una red familiar de apoyo que pueda proveerles de comida diaria. No es necesario comer en el propio comedor. Como justifica María, “si esas personas disponen de su propio hogar, pueden recoger en el comedor la comida (desayuno, comida y cena), y llevarlas a sus casas, para que el recurso sea lo más normalizado posible y evitar el estigma social que supone acudir a comer a un comedor social y que los niños sean conscientes de que están en un sitio que no es su hogar. Queremos que puedan recoger la comida y poder disfrutarla en sus casas”.

Por eso, lo que se pretende con este recurso del comedor social es que las familias no tengan que pasar ni un solo día sin comer. “Aunque para las tarjetas y el accedo al dispensario se tarde un poco más (debido a que se necesita un estudio y valoración previa por parte de los trabajadores sociales), cuando hay una demanda urgente de comida hay que atenderla inmediatamente. No podemos esperar a la cita con el técnico. Así que directamente podemos enviar a estas familias al comedor social”, señala la responsable del programa de acogida.

Asimismo, de forma excepcional debido a la pandemia, Cáritas a constatado la existencia de familias sin apoyo social y familiar, que se encuentran en cuarentena y nadie puede ir a hacerles la compra. A través de voluntarios y trabajadores de Cáritas, durante todo ese tiempo de cuarentena, se les acercará la comida a sus domicilios para que eviten salir y así cumplir con las normas sanitarias.

En plena crisis de la COVID, la demanda de alimento se ha disparado (en los últimos meses, ha aumentado más de un 35 %, y se espera que a finales de año el porcentaje sea aún mayor). De forma paralela, los recursos que Cáritas diocesana de Ávila ha invertido en esta pandemia se han duplicado con respecto al año anterior, principalmente en las ayudas económicas derivadas a subsanar pago de alquileres, suministros y medicinas. Por eso, como nos recuerda Antonio Luis Nicolás, “puede ser que una de las herencias de esta pandemia sea la vuelta a lo esencial. La fe, la fraternidad, la honestidad, la bondad, hemos de volver a ponerlas en valor”.