“En un momento tan difícil, la obra de Dios sigue adelante. A pesar de la oscuridad que nos trae la pandemia, Cristo sigue llamando a seguirle más de cerca, a dar la vida por Él. Es éste el momento propicio, éste y no otro, para decir sí al Señor”. Emocionado, Francisco Javier Calvo Tolosa se dirigía a los fieles, por vez primera como presbítero, al término de su ordenación sacerdotal, que tenía lugar este domingo en la Catedral abulense. Una celebración que ha servido también para hacer oficial su nuevo nombramiento como Vicario parroquial de Arenas de San Pedro.
GALERÍA DE IMÁGENES DE LA ORDENACIÓN SACERDOTAL
En un momento complicado, “en el que la Catedral debería estar más llena, y las restricciones nos obligan a vivirlo desde la distancia”, la Iglesia de Ávila acogía la ordenación de un nuevo sacerdote. La primera desde hace dos años. La primera también para Mons. Gil Tamayo desde que fuera nombrado obispo de Ávila.
Una celebración que había tenido que esperar desde hace unos meses por la situación sanitaria, y que llega en un “momento de cruz”, como definía el propio obispo. Y es que se da la circunstancia de que el nuevo sacerdote perdía a su abuela hace tan sólo tres días, lo que ha impedido que ni su padre ni su familia paterna haya asistido a la celebración. Pese a todo, Javier se ha mostrado feliz por este paso tan importante para su vida, en el que ha visto cuajada una vocación que surgía dentro de la pastoral universitaria de la Complutense de Madrid, mientras estudiaba Ciencias Políticas.
En su homilía. D. José María ha querido referirse al hecho de que esta ordenación coincide con la fiesta de San Juan Crisóstomo, patrono de los predicadores. Sus homilías y discursos públicos han sido el regalo en forma de libro que el propio prelado hacía al nuevo sacerdote al término de la Misa. Un “enamorado del sacerdocio”, es la definición de Mons. Gil Tamayo sobre el santo, de quien pedía a Javier fijarse en su fuerza para llevarla palabra de Dios a todos, trayéndolas a las circunstancias “y los problemas de los hombres que hoy nos escuchan”. “Para San Juan Cristóstomo, el cuidado pastoral del rebaño es el signo del amor, la prueba de que el Ministro ama al Señor”, explicaba D. José María, quien hacía también referencia a los “compromisos sociales de la fe. El amor al prójimo debe nutrirse de la comunión con Dios, de su amor con nosotros”.
“El sacerdocio debe ser una vida hecha de coraje y dedicación. Servir, y no ser servido”, le señalaba el obispo a su nuevo presbítero, antes de agradecerle su entrega y animarle “a seguir a Cristo”. Palabras de agradecimiento también para todos los sacerdotes, “por vuestra cercanía al pueblo de Dios. La Iglesia os necesita, más que nunca en estos momentos”.
Terminaba su prédica D. José María poniendo bajo el amparo de la Virgen María la vocación de Francisco Javier, y pidiendo a los fieles rezar por él, “por todos los sacerdotes, por este pobre obispo. Rezad también para que haya jóvenes que diciendo sí a Cristo se entreguen al anuncio del Evangelio en su Ministerio”.
A la celebración, que ha seguido en todo momento las indicaciones sanitarias oportunas, han asistido numerosos jóvenes, y varios fieles de las parroquias donde Javier ha realizado sus tareas pastorales en los últimos años. Debido a las restricciones de aforo, la Misa ha podido seguirse también a través de Youtube, suscitando un gran interés por parte de los diocesanos, que han querido así acompañar a Javier aún desde la distancia.