Una Pascua del Enfermo llena de significado

Todos recordamos cómo la Campaña del Enfermo comenzaba el 11 de febrero con la Jornada Mundial del Enfermo, con una celebración diocesana, y pensábamos concluirla el VI Domingo de Pascua, 17 de mayo con la Pascua del Enfermo, con celebraciones en cada Comunidad Parroquial en las que muchos enfermos y ancianos, previa preparación, recibirían el Sacramento de la Unción.

Estaba tentada a decir que un insignificante “virus” ha modificado nuestras agendas y nuestros planes. Pero no, inmediatamente supero esta tentación recordando las palabras de Jesús: “¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones”. (Mt 10, 30-31) Esta certeza sin duda nos ayuda a vivir esta situación de especial dificultad y sufrimiento con paz, serenidad, y oración confiada al Padre y a Nuestra Señora, Salud de los Enfermos y Consuelo de los Afligidos.

En este punto damos gracias a Dios por percibir su presencia en medio de la incertidumbre, y es justo agradecerle, por el “ejército de ángeles sanitarios de la hospitalidad” a los que el Papa Francisco nombra como “los santos de la puerta de al lado”. El rostro misericordioso de Dios nos ha sido mostrado en la persona de los sacerdotes, religiosos, y miles de personas profesionales y voluntarios que nos han “dado todo a cambio de nada”, porque no tiene precio su entrega y valor.

El Lema de esta Campaña ha sido “ACOMPAÑAR LA SOLEDAD” y tomaba su sentido de las palabras de Jesús: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28) Esta pandemia de algún modo nos hace cambiar el lema: “ACOMPAÑARNOS LOS UNOS A LOS OTROS EN LA SOLEDAD” que nos impone el Covid-19, que nos hace sentir “agobiados” y “cansados” y que encuentra su “alivio” en Jesús.

En el comienzo de su Mensaje los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral nos indican cómo en el momento tan doloroso que estamos viviendo podemos hacer nuestra la invitación de Jesús de acudir a Él en busca de esperanza, de consuelo y alivio. En este momento resuena con fuerza el misterio de su persona que nos invita a participar de su Pascua, de su Muerte y Resurrección.

Hace unos días escuché que San Juan de Ávila decía de la Santísima Virgen que era “la enfermera del Hospital de la Misericordia de Dios”. Pues bien, en este Hospital virtual en el que estamos dodos ingresados, deseamos que su Médico, Nuestro Señor Jesús, nos proteja y nos cure.

Marisol Carpintero (Directora del Secretariado Diocesano de Pastoral de la Salud)