“Un día soberbio”. Es la expresión que ha utilizado Mons. Gil Tamayo para referirse a esta jornada festiva en la que Ávila celebraba a su patrona, Santa Teresa de Jesús.
Celebración que suponía la primera para D. José María desde su llegada a la diócesis, y en la que ha estado acompañado de otros tres prelados más: el obispo emérito de Ávila (Mons. García Burillo), el obispo de Pitsburg y el obispo auxiliar de Managua (Mons. Silvio Báez).
A este último, trasladó en varias ocasiones la cercanía del pueblo de Ávila con Nicaragua, una nación que sufre “una verdadera injusticia” al soportar “una dictadura sin sentido a estas alturas del siglo XXI”.
Recordó también el sufrimiento del pueblo de Venezuela y de la injusticia social de la que es preso. Pero también de nuestra nación, “que sufre por la desunión de aquellos que no aceptan vivir en la justicia”, sin olvidar que el nuestro es un “estado social y democrático de derecho”.
SANTA TERESA Y SU INCORFORMISMO
La figura de Santa Teresa copó gran parte de la homilía del obispo de Ávila, en la que recordó las palabras de sus últimos escritos para destacar su “inconformismo creativo y operativo”. Mujer “modelo y figura”, ligada al nombre y la historia de Ávila, al igual que otros grandes santos, como San Juan de la Cruz. Una santa que “desdeñó el pesimismo”, y tras una transformación interior, su fe fue impulsora de una verdadera transformación social. Ejemplo que deberíamos seguir más a menudo, como decía D: José María, dejando de lado ese “ser creyentes pero no practicantes”, y comenzar a iluminar nuestras vidas por la cercanía con el Señor.
“¡QUÉ LEJOS ESTAMOS DEL CENTRO, ESTANDO TAN CERCA!”
Sólo así, transformándonos cada uno de nosotros, podremos llegar a transformar la realidad que nos rodea. A ella hacía también referencia Mons. Gil Tamayo, afirmando que Ávila es una tierra que sufre una verdadera desigualdad social. “¡Qué lejos estamos del centro estando tan cerca!”, ha lamentado, refiriéndose a la falta de buenas comunicaciones e infraestructuras sanitarias, que deberían ser “acordes con el siglo actual y con la proximidad necesaria”. Por ello, pedía un necesario “concurso obligado de los partidos políticos, sin partidismos, ni recelos”, para poder encontrar una solución. Remar juntos en la misma dirección para evitar esas desigualdades y el dolor de la despoblación. “Ahí siempre van a encontrar a la Iglesia, siempre implicada. Ahí está Cáritas”, recordaba D. José María, para incidir de nuevo en el hecho de que la Iglesia también contribuye con la sociedad abulense al generar, por ejemplo, “el 7% del empleo indefinido” de toda la provincia.