Este año se celebran los 60 años de vida del Movimiento de Cursillos de Cristiandad en nuestra diócesis de Ávila. Un motivo más que especial para dar gracias a Dios por estos años de dones que ha recibido toda la diócesis a través de este Movimiento de la Iglesia. Ultreyas, Escuela Diocesana, Escuelas comarcales, charlas, meditaciones, … Una presencia viva y agradecida.
El Movimiento de Cursillos anhela encontrar en todos los ambientes (especialmente en los que están más alejados de la mentalidad cristiana) unos núcleos de cristianos que transformarán poco a poco su ambiente por la fuerza de su testimonio.
“El curso que comienza se presenta con un reto: discernir en el Espíritu cómo está nuestra realidad en el seguimiento de Jesús, a nivel personal y de Movimiento, preguntándonos qué quiere el Señor que hagamos nuevo”, explica la Presidenta de Cursillos en Ávila, Asunción Imbel.
Con este ánimo renovado, el sábado 28 de septiembre celebrarán su Ultreya Diocesana, a partir de las 11 horas en la parroquia de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Pero, ¿en qué consiste este encuentro?
La palabra Ultreya es una antigua palabra española que usaban los peregrinos de Compostela cuando se encontraban para saludarse y animarse a lo largo del camino. Esta palabra, probablemente derivada del latín ultra, significaba “¡Adelante!”. Los cursillistas utilizan esa palabra para designar este tipo de encuentro a nivel diocesano, contribuyendo a sensibilizar a sus miembros ante la realidad de la Iglesia.
En un clima de amistad, se intercambian impresiones sobre lo vivido a través de una charla o la meditación de un texto del Evangelio. Ahí se escuchan testimonios referentes a la vida interior y unas experiencias apostólicas. Este hecho de compartir lo vivencial llega a ser un “modelo” apostólico, un ejemplo práctico, un reto del Señor que parece invitarnos: “Ve y haz tú lo mismo”.
Como la misma palabra “Ultreya” lo indica, este encuentro es un aliento para ir adelante. Es el mejor medio para alimentar la llama del Cursillo.