El Jubileo de la Esperanza se abrirá en la diócesis el domingo 29 de diciembre

Este mes de diciembre comenzará un tiempo de gracia para toda la Iglesia. El día de Nochebuena, el Papa Francisco abrirá la Puerta Santa en Roma, gesto con el que comenzará el Jubileo Universal ordinario, que se desarrollará durante todo 2025, y que está dedicado a la esperanza. En Ávila, la apertura en la diócesis de este Año Jubilar se realizará el 29 de diciembre a las 5 de la tarde.

En una carta dirigida a todos los fieles, nuestro obispo Don Jesús confiesa que el gran número de años jubilares vividos recientemente en la diócesis pueden hacer que “corramos el riesgo de pensar que éste de 2025 es tan sólo uno más, sin darle su justa importancia”. Sin embargo, según explica, hay al menos tres factores que lo hacen distinto “y singularmente significativo”. En primer lugar, el próximo Jubileo es universal, a diferencia de los vividos recientemente, “que tienen un carácter meramente local”. “Que seamos congregados en una celebración común es algo que fortalece nuestros vínculos de fraternidad. En cierto modo, durante todo este año hacemos como Iglesia, gracias al Jubileo, lo que como familias hacemos en torno a la mesa de Navidad: disfrutar de estar juntos, subrayando que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. En este sentido, todo jubileo universal quiere ser un signo de esa paz que tanto necesita el mundo en nuestros días”, explica Don Jesús.

En segundo lugar, la importancia de este jubileo radica también en el hecho de la gracia de la indulgencia plenaria, que nuestro obispo define como “la filigrana más delicada del inmenso amor de Dios por nosotros”. Una indulgencia muy necesaria en un mundo en el que “quizá nunca como en nuestros días se haya hablado menos del pecado, pero se hayan sufrido más sus consecuencias. Parecen crecer inexorablemente las guerras, la pobreza, la discriminación, los niños sin amor, las familias rotas, las adiciones, la desesperación, la contaminación, las heridas internas que nos marcan y nos entristecen profundamente…”

Por último, nos recuerda Don Jesús que los jubileos ordinarios “se convocan en torno al gran acontecimiento de la redención: la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es lo más grande de nuestra fe, lo que da sentido a todo lo demás. El Hijo de Dios se hizo hombre para que los hombres lleguemos a ser hijos de Dios”.

Peregrinos de Esperanza

Como explicaba este viernes en “El Espejo de Ávila” el Vicario de Pastoral de la diócesis, D. Jorge Zazo, se trata de un Jubileo ordinario para toda la Iglesia, que entronca con una tradición de la Edad Media. Fue entonces cuando el Papa Bonifacio VIII “estableció que se hicieran jubileos de la redención cada vez que pasaran 100 años. Después, de acuerdo a la costumbre bíblica, se fueron acortando los tiempos, es decir, en vez de ser cada 100 años, será cada 50 y luego cada 25. Por lo tanto, siempre que sea un número redondo, habrá un Jubileo de la Encarnación del Señor. Ahora celebraremos que hace 2025 años que nació nuestro Señor Jesucristo”. Por echar la vista atrás, el último Jubileo ordinario tuvo lugar en el año 2000.

El lema del Jubileo 2025 es “Peregrinos de Esperanza”, que busca poner el foco en una de las virtudes teologales más necesarias en este momento, “porque realmente vivimos en un mundo que no sabe dónde va. Entonces, difícilmente vamos a saber el camino, como diría el apóstol Tomás en la última cena. La esperanza nos la ofrece Cristo resucitado. Es la esperanza de la vida eterna, de participar en la misma condición divina de Jesús, de resucitar de entre los muertos. Y esa esperanza ilumina nuestro camino en esta tierra, dándonos también una respuesta ante el sufrimiento, ante el mal y ante la muerte”, explica D. Jorge.

Una de las gracias que nos ofrece el Jubileo es poder lucrar la indulgencia plenaria con las condiciones acostumbradas: peregrinar a un lugar sagrado (que, en el caso de la diócesis de Ávila, será sólo la Santa Apostólica Iglesia Catedral), y allí participar en una celebración litúrgica en un día jubilar o dedicar un tiempo a la oración personal. Después, rezar expresamente por las intenciones del Romano Pontífice, confesarse y comulgar. Esos dos últimos requisitos, la confesión y la comunión eucarística, pueden ser 10 días antes o después de realizar la peregrinación.

29 de diciembre, apertura en la diócesis

El 24 de diciembre, Nochebuena, el Papa Francisco abrirá la Puerta Santa en Roma. Y se ha dispuesto que en el resto de diócesis del mundo, la apertura del Jubileo se haga de forma conjunta el 29 de diciembre. Por ello, ese mismo domingo 29, en Ávila todos los fieles estamos invitados a congregarnos en la Basílica de San Vicente a las 17 horas. “Como el lema es Peregrinos de Esperanza, en el ritual que se ha preparado específicamente para este acto conlleva hacer una peregrinación que sea simbólica y muy pequeñita, porque el peregrinar, el caminar es también una forma de educarnos en la esperanza”, explica el Vicario de Pastoral. De esta manera, la Santa Misa comienza en una iglesia distinta de aquella que va a ser el templo jubilar, en este caso es la Basílica del San Vicente. Ahí se tienen los ritos iniciales, la lección de los pasajes de la Bula Spes non confundit”, y desde ahí se organiza una procesión hasta la Catedral, portando un crucifijo que, como pide la Santa Sede, estará después en el altar de la Catedral durante todo el Año Jubilar , “para que sea el símbolo del amor de Cristo que nos viene a nosotros y que nos abre las puertas de la esperanza”.

Una vez que los fieles lleguen a la Catedral, se entrará en el templo solemnemente y concluirá allí la Eucaristía.

Apertura en Roma

El pasado 24 de diciembre, con el rito de Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro por parte del Papa Francisco se abrió oficialmente el Jubileo 2025. Un Año Jubilar que lleva por lema “Peregrinos de la Esperanza” y que fue convocado, el pasado 9 de mayo, por el Papa con la bula Spes non confundit”.

En esta carta el Papa Francisco expresa su deseo de que este Jubileo «pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, “puerta” de salvación (cf. Jn 10,7.9); con Él, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como “nuestra esperanza” (1 Tm 1,1)».

Tras la apertura de la Puerta Santa en San Pedro el pasado 24 de diciembre… ayer, 26 de diciembre se abrió la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia de Roma, para ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía. Asimismo, en los próximos días también se abrirán las Puertas Santas de las Basílicas romanas: el 29 de diciembre la de la Basílica de San Juan de Letrán; la de Santa María la Mayor, el 1 de enero de 2025; y la de San Pablo Extramuros, el 5 de enero.

El Jubileo en el pueblo de Israel

Según la ley de Moisés, cada siete años se celebraba el “año sabático”, durante el cual se prescribía: el reposo de la tierra -lo que producía por sí sola era para los pobres-, el perdón de las deudas y la liberación de los esclavos.

Así, cada siete sabáticos, es decir, cada cincuenta años, se celebraba el año jubilar, llamado así porque se anunciaba por el sonido de un cuerno de carnero (Shofar o Yobel en hebreo, que dio origen al Jobelaios griego y al Jubileus latino); en definitiva, un año sabático que se celebraba con mayor solemnidad.

En estos años -el sabático y jubilar- se buscaba de un modo especial la armonía añorada del paraíso… pues “vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho” (Gén 1, 31a. 2,2).

El Jubileo de los cristianos

Estando Jesús en la sinagoga de Nazaret (Cf. Lc 4, 16-30) hizo suya la profecía de Isaías que dice: “El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor”.

De este modo, el Jubileo es una característica de la misión de Jesús. Él ha venido para instaurar “el año de gracia” y el “tiempo de la salvación”. Celebrar el Jubileo, por tanto, es actualizar de forma especial esa misión. Por eso, cuando la Iglesia ha instaurado los años santos o jubileos, lo que intenta es poner en práctica la misión que define a Jesús: “Anunciar un año de gracia”.

El primer jubileo fue convocado por Bonifacio VIII en el 1300. Al principio, se celebraban cada 100 años; luego, cada 50 (recuperando el sentido bíblico); después, cada 33 (en recuerdo de la edad de Jesús), y actualmente, cada 25 años.

La esperanza no defrauda

Con la celebración del Jubileo 2025, Dios nos pone en el camino un momento fuerte, y nos regala todo un año para sanar nuestras heridas y pecados contra la esperanza. En palabras del Papa Francisco «la vida cristiana es un camino, que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús. Me agrada pensar que fue justamente un itinerario de gracia, animado por la espiritualidad popular, el que precedió la convocación del primer Jubileo en el año 1300».

«Al mismo tiempo -como afirma el Papa en la bula “Spes non confundit”– este Año Santo orientará el camino hacia otro aniversario fundamental para todos los cristianos: en el 2033 se celebrarán los dos mil años de la Redención realizada por medio de la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús. Nos encontramos así frente a un itinerario marcado por grandes etapas, en las que la gracia de Dios precede y acompaña al pueblo que camina entusiasta en la fe, diligente en la caridad y perseverante en la esperanza (cf. 1 Ts 1,3)».