Una llamada a “compartir lo poco que tenemos con los que no tienen nada”

El domingo 13 de noviembre la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los Pobres. Este año, el Papa Francisco propone como lema “Jesucristo se hizo pobre por vosotros”. La Conferencia Episcopal EspañolaCáritas suman de nuevo sus esfuerzos para movilizar a las comunidades cristianas y a toda la sociedad en los objetivos de esta cita anual convocada por el papa Francisco.

La idea de impulsar esta Jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando en la Basílica de San Pedro el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía, y de manera espontánea, Francisco expresó un deseo: «quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres».

En esta sexta edición, bajo el lema “Jesucristo se hizo pobre por vosotros”, Francisco lanza un llamamiento a la solidaridad en medio de un mundo herido por la violencia y la guerra. Frente a los millones de refugiados de los diferentes conflictos en Oriente Medio, África Central y ahora Ucrania, el Santo Padre invita a “compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra”.

El patrimonio de seguridad y estabilidad alcanzado por algunos países gracias a la iniciativa privada y a leyes que han apoyado el crecimiento económico puede ahora, según Francisco, “ser compartido con aquellos que se han visto obligados a abandonar su hogar y su país para salvarse y sobrevivir”. “Como miembros de la sociedad civil, mantengamos vivo el llamado a los valores de libertad, responsabilidad, fraternidad y solidaridad”, añade.

El papa recuerda que la caridad “no es una obligación sino un signo del amor, tal como lo ha testimoniado el mismo Jesús”. “La generosidad hacia los pobres encuentra su motivación más fuerte en la elección del Hijo de Dios que quiso hacerse pobre Él mismo”, señala.

Francisco subraya que la “experiencia de debilidad y limitación que hemos vivido en los últimos años y ahora la tragedia de la guerra” nos debe “enseñar que no estamos en el mundo para sobrevivir, sino para que a todos se les permita tener una vida digna y feliz”. “El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices”.

Por ello, Francisco recuerda en esta VI Jornada Mundial que es necesario “hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario”. “No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído”.

Esta convocatoria es una nueva oportunidad para reflexionar sobre cómo dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a tantas personas, dejadas a merced de la incertidumbre y la precariedad. Con ese objetivo, los promotores de la Jornada proponen como gesto “concretar en un manifiesto o credo cómo podemos hacernos pobres en comunidad para llevar vida en abundancia a otros”.

Acto en el Grande

Desde la Delegación de Pastoral Social y Caritativa nos invitan mañana sábado 12 de noviembre a un acto público que se desarrollará a las 12 horas en la Plaza de Santa Teresa (Mercado Grande), donde se expondrán las distintas realidades de exclusión social que existen actualmente en nuestro entorno, así como la propuesta que, desde la Doctrina Social de la Iglesia, nos hacen para paliar estas situaciones.

“Los pobres son la imagen fiel de Cristo”

“Oímos con demasiada frecuencia que ‘no vamos a dejar a nadie atrás’; hasta nos hemos llegado a creer que vivimos en la sociedad del bienestar. Y sin embargo cada día aumentan las distancias existenciales entre seres humanos que dicen vivir en un mundo globalizado y en igualdad de oportunidades… ¿Es que no hemos aprendido nada?”, se pregunta el Delegado episcopal de Cáritas, ante lo que él mismo responde que “no podemos sucumbir a la desesperanza porque en nosotros se desprenden chispas de luz que, perseverando, llegan a iluminar”.

Ahora se presenta ante nosotros una crisis energética, social y económica que nos impide pensar que está todo hecho. “La irrupción en nuestras vidas de la Covid-19 nos obligó a tener presente nuestra propia vulnerabilidad, a tener que aceptar que todo está conectado, y que el cuidado es la actitud propia que tenemos que propiciar tanto entre nosotros como para la casa común. Tras ocho meses, todavía persiste en el corazón de Europa, la tremenda guerra provocada por la invasión de Rusia sobre Ucrania. Guerra, que una vez más, pone de manifiesto nuestra interdependencia, provocando una profunda crisis internacional. En nuestro entorno más cercano constatamos el aumento de personas que demandan ayuda para poder subsistir y que ya se encuentran en situación de precariedad“, explica Antonio Luis Nicolás.

“Nadie es más humano que nuestro Dios y nada es más sagrado que el ser humano”, continúa. “Esta verdad de nuestra fe ha de llevarnos a un compromiso tangible, el mismo Papa pone en valor el gesto que realizamos cada domingo durante la celebración de la Eucaristía, la colecta, cuyo fin no es otro que la comunidad pueda proveer a las exigencias de los más pobres, para que a ningún hermano le falte lo necesario, gesto que hemos de realizar con alegría y responsabilidad”.

“No dejemos que los pobres sean una opción entre otras en nuestra Iglesia, ni siquiera la preferencial, ellos son la imagen fiel de Cristo que por nosotros se hizo pobre”, concluye Antonio Luis Nicolás.