La Cruz de los Jóvenes y el icono de Ntra. Sra. Salus Populi Romani son los dos símbolos que representa la Jornada Mundial de la Juventud. Ambos peregrinan por las diócesis del país en el que se celebra la JMJ para acompañar a los jóvenes en su preparación a la Jornada. La próxima JMJ está previsto que se celebre en Lisboa en 2023 y el país vecino ha visto conveniente que los iconos recorran también las diócesis españolas.
La Cruz de la JMJ llegó a la frontera con España el pasado domingo 5 de septiembre. Concretamente a la parroquia de María Auxiliadora de Fuentes de Oñoro, diócesis de Ciudad Rodrigo, donde se realizó un acto de acogida para seguir rumbo a Ciudad Rodrigo.
Ahora, el 15 de octubre, llegan a Ávila desde la diócesis de Osma – Soria, para estar presentes en la Eucaristía por la fiesta litúrgica de Santa Teresa de Jesús, así como en su posterior procesión. Al término de la misma, quedarán expuestos para su veneración en la casa natal de la Santa abulense, en cuyo exterior presidirán además un concierto-vigilia con la rapera Aisha. El 16 de octubre partirán de nuevo, esta vez hasta la Archidiócesis de Burgos.
Recordamos que la Cruz y el Icono ya estuvieron presentes durante varios días en nuestra diócesis, concretamente en octubre de 2010, como preparación de la JMJ de Madrid 2011. En aquella visita también llegaron a procesionar junto a la imagen de Santa Teresa en su fiesta principal.
La historia de la Cruz y el Icono
«Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención»
Con estas palabras, San Juan Pablo II regalaba a los jóvenes la “Cruz del Año Santo”, también conocida como la “Cruz de la JMJ”, la “Cruz peregrina”, o la “Cruz de los Jóvenes”. Era en 1984, Año Santo de la Redención, cuando el Santo Padre decidió que tenía estar una cruz – como símbolo de la fe – cerca. Del altar mayor de la Basílica de San Pedro, donde todos pudiesen verla. Así fue instalada una gran cruz de madera, de una altura de 3,8 m, tal como él la deseaba.
Al final del Año Santo, después de cerrar la Puerta Santa, el 22 de abril de 1984, el Papa entregó esa misma cruz a la juventud del mundo, representada por los jóvenes del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo en Roma.
Los jóvenes acogieron el deseo del Santo Padre. Se llevaron la cruz al Centro San Lorenzo, que se convertiría en su morada habitual durante los períodos en los que aquélla no estuviera peregrinando por el mundo.
Más adelante, en 2003 al final de la Misa de Ramos, Juan Pablo II quiso regalar a los jóvenes una copia del icono de María Salus Populi Romani: “A la delegación que ha venido de Alemania le entrego hoy también el icono de María. De ahora en adelante, juntamente con la Cruz, este icono acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia materna de María junto a los jóvenes, llamados, como el apóstol san Juan, a acogerla en su vida.” (Angelus, XVIII Jornada Mundial de la Juventud, 13 de abril de 2003). La versión original del icono es custodiada en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.