“Asumamos la pequeñez como un don, no como una desgracia”

Con la mirada puesta en el anuncio del Evangelio como clave del curso pastoral, este sábado 2 de octubre tuvo lugar la celebración de envío de todos los agentes de misión que trabajan y colaboran en la tarea ordinaria de la diócesis. Profesores de Religión, catequistas, visitadores de enfermos, voluntarios, colaboradores parroquiales, … Todos ellos fueron enviados por nuestro obispo D. José María para que cumplan fielmente su labor dentro de la Iglesia.

Una tarea que no debe hacerse con complejos, sino con naturalidad, como expresaba Mons. Gil Tamayo. “Estamos acostumbrados a una cultura de masas, a una espectacularización de la vida. A valorar nuestra vida por los éxitos y los logros. Sin embargo, el Evangelio es una llamada a la pequeñez. La pequeñez de nuestra debilidad. Nos quita la tentación de mirar el pasado, como si afrontáramos una decadencia que hemos heredado. No. Miremos un nuevo inicio. Comencemos con la gracia del Señor, con la fuerza del Evangelio. Porque el Señor no nos abandona nunca”.

Y en este curso pastoral, en el que tenemos eventos tan significativos como el Año santo Alcantarino o el IV Centenario de la canonización de Santa Teresa, se hace más necesario que nunca que seamos realmente una “Iglesia en salida, no como un eslogan: debemos salir de verdad”, animaba D. José María. “Este año nos centramos en el anuncio. No nos dejemos llevar por la rutina de siempre, por un ritmo cansino. Asumamos la pequeñez como un don, no como una desgracia. No podemos caer en la queja, en que somos pocos y débiles, en una lista de inconvenientes. Lancémonos a la misión”.  

“Vosotros habéis entendido de manera especial la corresponsabilidad en la Iglesia. ¡Qué sería de nosotros sin vosotros.!”, les confesaba nuestro obispo a los presentes. “Vosotros sois el cuerpo de Cristo, representáis la unidad dentro de la Iglesia. Todos somos necesarios. Todos somos enviados”.