Guía para el cuidado psicológico de sacerdotes y religiosos

Es tiempo de gestionar sensaciones nuevas y, ante ello, las personas formadas en acompañamiento y Psicología se han puesto manos a la obra. Una de las primeras iniciativas llegó de la Unidad Clínica de Psicología de la Universidad Pontificia Comillas (UNINPSI), que editó una guía específica con consejos para la vida religiosa y sacerdotal. Uno de los redactores de estas pautas es Pedro Mendoza Busto SJ, jesuita y psicólogo. La guía ya se ha traducido al catalán, al francés, al italiano y al inglés.

La iniciativa, como muchas otras, surgió al detectar una necesidad. Así lo cuenta Mendoza: «Fuimos viendo que podíamos ofrecer a la vida consagrada, sacerdotal y a diferentes comunidades laicales unas orientaciones de cuidado psicológico teniendo en cuenta el carácter específico de nuestra vida. En esta realidad tan novedosa el cambio de rutina es importante y el trabajo se para radicalmente. Ahí, necesitamos reubicarnos en una nueva situación a la que no estamos acostumbrados». Es cierto que, dentro de la población en general, en la vida consagrada y sacerdotal se viven algunas particularidades, como la vida en comunidad, que debe pasar por el necesario distanciamiento para cuidarse y cuidar. En este sentido, Mendoza distingue comunidades contemplativas con «rutinas ya establecidas y con una riqueza y experiencia que pueden ayudar a la vida apostólica y sacerdotal en estos momentos de cuarentena», de otras «en que pueden vivir quince o veinte personas sin poderse mover, cuando el dinamismo es apostólico. Eso genera unas dificultades distintas a las que pueda tener de otro tipo de grupos humanos». Se trata de «una realidad que se impone de forma relativamente imprevista y no es fácil gestionarlo, toca adaptarse», añade Mendoza.

MIRAR CON OJOS PROFUNDOS DE FE

Uno de los puntos en los que se incide en la guía es «mirar lo que está pasando con profundos ojos de fe e intentar procesar la realidad que se nos presenta como tiempo propicio». Dentro de la guía, también hay un apartado dedicado a la oración y celebración. Otro de los consejos es «potenciar la lectura espiritual, la reflexión personal y la vida de oración». También entra aquí la conversación espiritual, siempre manteniendo las recomendaciones sanitarias de distanciamiento. El sentido religioso da una sensación de trascendencia que puede ser de ayuda para muchas personas, explica Mendoza: «Yo creo que es fundamental lanzar miradas que vayan más allá del dato y procesar la realidad de una información que llega a saturar, porque en estos momentos lo que se nos impone por los medios de comunicación tiene una potencia emocional muy negativa. Y es necesario ir más allá de esto con nuestro sistema de creencias».

Fuente: Revista Ecclesia