La solidaridad, la entrega, la misión, tiene rostro de mujer. Se llama Mª Prado Fernández, y es misionera comboniana. Nació en Ciudad Real, y ha pasado 20 años en Centroáfrica, Chad y la República Democrática del Congo. Esta semana ha recorrido toda Ávila para contar su testimonio en el marco de la campaña de Manos Unidas contra el hambre. Un testimonio que comparte también con nosotros a través de esta entrevista en “El Espejo de Ávila”, de COPE.
Este año la campaña de Manos Unidas se centra en la crisis climática que sufrimos. Pero poniendo el foco en denunciar que las consecuencias del cambio climático son aún más sangrantes para los países que menos recursos tienen.
El cambio climático lo vivimos aquí, pero se vive mucho más duro en estos países por la sequía que se genera. La gente vive del agua de la lluvia para los cultivos. Si no tienes agua se genera una cadena de consecuencias: no vas a tener cultivos, no vas a poder comer, te vas a enfermar. Son trastornos muy serios, que se viven de manera más acuciante en estos países del sur.
Claro, porque cuando hablamos del problema del hambre, quizá no somos conscientes de que una de sus causas es precisamente esta situación de sequías extremas que asolan estos países.
Sequía e inundaciones también. Porque hay veces que llueve de manera torrencial y es catastrófico. En nuestras ciudades en España tenemos sistemas de desagüe, que hace que se recupere la normalidad relativamente pronto. Pero en estos sitios de donde yo vengo no existen estas posibilidades, por lo que cuando llueve torrencialmente, las calles y las casas se inundan, y la gente no tiene cómo hacer frente a esta situación.
Uno puede pensar que, en cuestiones meteorológicas, poco podemos hacer porque dependemos de lo que caiga o no caiga del cielo. Pero nada más lejos de la realidad. Prado, ¿qué podemos hacer, qué está al alcance de nuestra mano para poder revertir esta situación?
Yo siempre digo que no podemos solucionar todos los problemas del mundo. Somos como una gotita en el océano, pero una gota indispensable. Por eso, en la medida de nuestras posibilidades, cada uno puede hacer mucho. Lo primero, concienciarnos. Concienciarnos de que el cambio climático existe, y que muchas veces es debido a nuestras acciones, por nuestro consumismo desmedido, por mil cosas.
Luego también, ser solidarios: que en el mundo no estamos solos, y que lo que hoy le está pasando a otras personas lejos de nosotros no sabes si algún día nos puede pasar a nosotros también aquí.
Y, por supuesto, la justicia social, que es la base de todo y es en lo que tenemos que trabajar.
Muchas veces el Papa Francisco ha denunciado la hambruna en el mundo, preguntándose cómo es posible que un mundo que tiene tanto, los recursos estén tan mal repartidos. Llevamos decenas de años trabajando con Manos Unidas para acabar con el hambre en el mundo, y no sólo no ha acabado, sino que en algunos casos incluso la situación ha empeorado. ¿Cómo es esto posible?
Sí, en algunos países ha empeorado. Yo he visto primero una evolución positiva, donde parecía que iba a haber una evolución en estas zonas. Pero ahora hay como un retroceso. Pienso que también depende mucho de los gobiernos, de algunos gobiernos que se implican poco con su gente, gobiernos que piensan más en sacar partido de la situación. Esto es una realidad. Y no se debe a que la gente sea pasiva o que no trabaje: se debe a una coyuntura social, en la que el pueblo no tiene nada que ver. Por ejemplo, las guerras que están asolando la parte Este del Congo: es que la gente, el pueblo, no tiene nada que ver con este conflicto. Son cuestiones políticas, conflictos políticos.
Es una lástima, porque Manos Unidas hace unos años intentó sumarse a los Objetvos del Milenio, pero se acerca la fecha y lamentablemente no se han cumplido. Y están bastante lejos de cumplirse.
Pero están lejos de cumplirse porque, bajo mi punto de vista, no ha habido una voluntad política de solucionarlos. Pienso por ejemplo en cómo estaba China hace veinticinco años, y hoy día es una gran potencia mundial. ¿Por qué? Porque ha habido políticas que han puesto el foco en salir de esa situación de dificultad y mejorar. Y, si no hay esa voluntad de los políticos, tú puedes hacer mucho pero será siempre algo paliativo, nada más.
Vamos a poner un toque de esperanza ,porque queremos que se sepa que esto puede cambiar, que podemos cambiarlo. En este caso, gracias sobre todo a la grandísima labor que realiza Manos Unidas. Y gracias a la colaboración de todos con esta ONG de ayuda al desarrollo. Porque, Prado, hay que dejar claro que esta ayuda que recaudamos desde aquí (en rastrillos, en “Operaciones Bocata”, etc) llega a su destino. Llega y sirve.
Sí. Llega y sirve. Y eso te lo aseguro yo, que estoy allí. Hay gente que no se fía, que no sabe si el donativo que da llega realmente. Pues sí, llega. Los proyectos de Manos Unidas tienen total transparencia: el dinero que la gente ofrece llega al proyecto asignado a una provincia. Y además es evaluable, porque Manos Unidas después va sobre el terreno a constatar que realmente el proyecto se ha llevado a cabo.